Un terremoto lento. Así fue calificado el movimiento de magnitud 8.1 que el 1 de abril de este año afectó a Iquique. De acuerdo con un análisis, liderado por Sergio Ruiz, del Departamento de Geofísica de la U. de Chile -en el que también participaron expertos del Centro Sismológico Nacional e instituciones de Italia, Francia y Reino Unido-,
el deslizamiento de las placas (Nazca y Sudamericana) comenzó hace al menos seis años, provocando movimientos casi imperceptibles que solo pudieron detectar con GPS.
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"En un terremoto lento el deslizamiento es tan suave que las personas no lo sentimos, pero fuimos capaces de seguirlo con GPS y darnos cuenta de que en la zona hubo uno, que duró mucho tiempo, probablemente décadas, y que
en las semanas previas al terremoto (el deslizamiento) comenzó a acelerarse", indica Ruiz.
El estudio, publicado en la revista
Science, confirma que la actividad sísmica previa al 1 de abril era indicio de que se estaba produciendo un gran terremoto. Sin embargo,
entonces no era posible asegurarlo. "Solo ahora podemos saber que eran sismos predecesores. Necesitaríamos más estadística o poder registrar de buena forma un número mayor de terremotos para poder decir que es una característica que los antecede", dice Ruiz.
Comentario: Desafortunadamente, y como de costumbre, la ciencia no logra predecir ni avisar a tiempo cuando "la Naturaleza habla".