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Resulta que unas extrañas nubes, al parecer muy altas, tenían un brillo muy intenso debido al sol crepuscular que se reflejaba en ellas.
Este grupo de nubes, que contrastaban con otras más oscuras ubicadas mucho más abajo, tenían una forma extraña producto de los fuertes vientos de las alturas.
Permanecieron prácticamente estáticas por unas dos horas, cambiando lentamente sus formas y en sus bordes vivaces colores predominantemente violáceos, les daban una belleza extraordinaria.