
Sólo queda desolación, miseria y muerte tras el paso de estos ciclones. El sufrimiento de un pueblo que recibe un azote tras otro.
Desde hace más de una semana, los refugiados en los carpas del terremoto de 2010 realizan ceremonias religiosas para que sus dioses les sean propicios durante los tiempos de tormentas.
"Aleja las lluvias fuertes y trae solo las que riegan la tierra seca", señala en creole uno de los conjuros rezados por los sacerdotes del vudú.
Entre 12 y 18 ciclones tropicales están pronosticados para la temporada que comienza mañana, ocho de ellos, se estima, podrán ser de gran intensidad.
Pero más de un año después del sismo, los escombros siguen en las calles, la basura llena las esquinas, la mayor parte de la infraestructura continúa destruida y 680 mil personas que perdieron sus casas no encuentran adónde ir. Otras 300 mil padecen cólera, más de cinco mil murieron ya por esta causa y el Ministerio de Salud considera que la cifras de enfermos aumentarán con las lluvias.