
El mayor índice de peligrosidad en el territorio español está en el sur y sureste de la península.
En el entorno al Cabo de San Vicente han ocurrido también varios terremotos fuertes como el 24 de agosto de 1356 que ocasionó importantes daños en Sevilla o el ocurrido el 1 de noviembre de 1755, conocido como Terremoto de Lisboa, que llevó aparejado un tsunami de casi 15 metros de altura. Este temblor destruyó parte de esa capital, causó daños en Huelva y Cádiz, y se sintió en gran parte de Europa. Otro más reciente en esta zona fue el del 28 de febrero de 1969, de magnitud 7,3, por cuya causa murieron cuatro personas de crisis cardíaca y que dejó inhabitables 18 casas en Huelva y que además derrumbó en Isla Cristina 4 viviendas.
Además en 1829 se produjo un terremoto de magnitud 9, con epicentro en el Bajo Segura, que se saldó con 839 muertes y 2.965 edificios destrozados. Varias localidades de la zona, como Torrevieja, Guardamar o Almoradí, tuvieron que ser reconstruidas. Desde el terremoto de 1884, con epicentro en Arenas del Rey (Granada) y que causó 800 víctimas mortales y 400 heridos, la mayoría de los movimientos telúricos acaecidos en España no ha tenido trágicas consecuencias debido a su baja intensidad, generalmente inferior a la magnitud5.