
El país sufre a la vez una sequía que ha devorado el 5% de la tierra cultivable del país y unas inundaciones que dejan más de 25 muertos.
Se mire como se mire, la situación es dramática. Porque la sequía que sufre el río más largo del gigante asiático ha devorado ya el 5% de la tierra cultivable del país, unos siete millones de hectáreas, y afecta directamente a más de 35 millones de personas, de las que más de dos millones tienen ya dificultades para acceder al agua potable. Y las trombas de los últimos días no son la mejor forma para combatir el déficit del ansiado líquido, puesto que la tierra no es capaz de absorberlo y provocan el desbordamiento instantáneo de los ríos.