OF THE
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Hay dos cosas claras: estamos continuamente expuestos a toxinas ambientales en nuestra vida cotidiana y la fertilidad masculina está disminuyendo. Aunque hay algunas pruebas que sugieren una relación entre estas exposiciones ambientales y la fertilidad masculina, no existen pruebas irrefutables que relacionen estas toxinas cotidianas con el conocido declive de la fertilidad masculina. Esto no se debe a la falta de pruebas de que estos agentes causen daños reproductivos, sino que es atribuible a los complejos estudios longitudinales necesarios para establecer la causalidad y a las preocupaciones éticas de llevar a cabo ensayos clínicos prospectivos con exposiciones humanas. Además, aunque estas toxinas pueden provocar alteraciones en los parámetros del semen, queda por determinar si estos cambios se traducen en una disminución de las tasas de embarazo y de nacidos vivos.Si tan sólo el gobierno antepusiera las personas a los beneficios.
Hasta que no se sepa más sobre cómo afecta nuestro entorno a la fertilidad masculina, la exposición a estos compuestos debe reducirse al mínimo y debe evitarse siempre que sea factible. Es probable que la salud reproductiva de las generaciones futuras dependa de varios factores, entre ellos la capacitación de las organizaciones gubernamentales para establecer límites de concentración, abolir el uso de algunas sustancias y regular cada vez más el uso de agentes con posibles daños reproductivos. Esto requiere un enfoque proactivo y de precaución en contraposición a uno reaccionario, que espera a que el daño se manifieste, y que es el paradigma regulador actual.
Comentario: Del artículo Arroz dorado transgénico en Asia: Problema, reacción, solución: