El clorpirifós (CPF) es uno de los plaguicidas más utilizados en el mundo, y también uno de los más cuestionados por sus efectos nocivos para la salud. A pesar de existir evidencias de sus potenciales efectos sobre el desarrollo sigue estando permitido para usos agrícolas en Europa y en Estados Unidos, mientras que países como Tailandia ya lo han prohibido.
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Ahora, un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación en neurocomportamiento y Salud (NEUROLAB), del Centro de Investigación en Desarrollo y Medida de la Conducta (CRAMC) de la URV y también un grupo investigador del Centro de Investigación en Salud (CEINSA), de la Universidad de Almería (España), aporta más luz sobre los perjuicios de la exposición,
a dosis muy bajas, a este plaguicida. Entre las principales conclusiones de este estudio han encontrado que la exposición al CPF podría tener efectos neurotóxicos relacionados con hiperactividad, autismo y adicciones y provocar efectos sobre el aprendizaje y la memoria. Se trata de un trabajo pionero en el análisis de los efectos conductuales y moleculares a corto, medio y largo plazo de la exposición a este plaguicida.
Comentario: Es decir, como se reportó desde el principio, el grupo de riesgo con enfermedades preexistentes son los que corren más peligro tras contraer el Covid-19, o cualquier otra enfermedad o lesion.