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En los últimos casos con el aumento del número de desempleados se ha observado una mayor incidencia de estados depresivos y de ansiedad, niveles bajos de autoestima, de satisfacción con la vida, dificultades de concentración y empeoramiento de las relaciones familiares, sin embargo, según el doctor Rafael Penadés, psicólogo del Hospital Clinic de Barcelona, estos daños psicológicos son compartidos por aquellas personas que creen tener un mal trabajo.
"Cualquier peligro percibido sobre el trabajo es vivido como una amenaza a nuestra existencia total y por ello nos genera gran cantidad de ansiedad o malestar emocional. Es por ello que el estar desempleado o tener un mal trabajo genera un daño similar a nuestra integridad psicológica", advierte.
No obstante, todos estos síntomas se multiplican en la medida que el desempleo se asocia a estados de exclusión social y económica. En este sentido, el José Ángel Arbesú, coordinador de Salud Mental de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), asegura que "la pérdida del empleo es la principal causa de ansiedad o depresión entre la población en edad laboral".
Los trastornos mentales ocupan el quinto puesto entre las causas de mayor incidencia de bajas laborales pero se sitúan en el tercer lugar en cuanto a la duración media de los procesos por incapacidad laboral temporal. Al respecto, advierte de que "las personas con bajas laborales por enfermedades mentales pueden ser percibidas socialmente como pacientes rentistas, es decir, se cree que no tienen nada, pero, la mayoría de las veces, estamos ante procesos de baja laboral que generan aún más sufrimiento en el paciente".