Traducido por el equipo de SOTT.net
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A veces, un artículo sobre un nuevo método asesta un golpe lateral a los conocimientos actuales. Nada en el título insinúa esto, y los autores dan el golpe crítico
en passant.
A lo largo de 40 años de carrera en microbiología he conocido varios casos. Por ejemplo, el científico que descubrió que un tipo problemático de resistencia a los antibióticos era extremadamente frecuente en Pakistán. Esto no le preocupó lo más mínimo, a pesar de las obvias implicaciones para el tratamiento y para la importación al Reino Unido. Lo que motivó a Joe, cuyo nombre he cambiado, fue perfeccionar una prueba para detectar bacterias con esta resistencia. Uno de sus colaboradores (un antiguo colega, creo) se encontraba casualmente en Pakistán, que resultó ser -debido a la alta prevalencia de la resistencia- el campo de pruebas ideal.
Algunos científicos no quieren los problemas que acarrea un resultado inquietante, sobre todo cuando tienen un nuevo método que dar a conocer. Temen el oprobio reservado a herejes y perturbadores. En el mejor de los casos, las observaciones controvertidas retrasan la publicación de su trabajo. En el peor, provocan su rechazo. ¿Para qué meterse en líos, sobre todo si hay patentes o reivindicaciones de propiedad intelectual? Más sencillo, algunos, como Joe, simplemente tienen una mentalidad «tecno». Si descubrieran un mosaico romano mientras cavan el jardín, se fijarían en cómo afectaría a las rosas.
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