Salud y Bienestar
Un estudio reciente encontró una mayor incidencia de miocarditis o pericarditis en pacientes tras la vacunación contra el COVID-19, la que aumentó tras la segunda dosis en comparación con la primera; sin embargo, el estudio señaló que el riesgo de estas afecciones es significativamente menor que los riesgos para la salud observados en pacientes con COVID-19, lo que resalta la necesidad de un análisis de riesgo-beneficio en ciertos pacientes.
El aumento de la incidencia de pericarditis o miocarditis se observó principalmente en quienes recibieron las vacunas BNT162b2 (N. del T.: Pfizer-BioNTech) y mRNA-1273 (N. del T.: Moderna), y no se encontraron incrementos de riesgo en otros tipos de vacunas contra el COVID-19.
La historia menos difundida de toda la pandemia es el exceso de muertes, no por covid, sino por otras condiciones de salud que fueron brutalmente dejadasde lado. Se ha producido un enorme aumento del número de personas que mueren por causas no relacionadas con el virus, que se ha acelerado a lo largo del año y no muestra signos de desaceleración.
Al principio fue la diabetes, los problemas cardíacos y un puñado de otros problemas, pero recientemente el número de personas que muere de cáncer está empezando a aumentar considerablemente por encima de lo esperado. ¿Continuará? Nadie puede asegurarlo, pero sospecho que así será durante muchos años.
Cuando expuse la magnitud de la crisis del cáncer en Twitter, varias voces se complacieron en señalar que las muertes por cáncer no estaban aumentando; ya no las escucho. De hecho, muchos de los comentaristas más vociferantes del confinamiento están activamente llamando la atención sobre el problema ahora.
El cáncer es lento, pero implacable. Un tumor no diagnosticado no causará complicaciones graves en días o semanas. Pero si se deja sin tratar durante uno o dos años, las probabilidades de supervivencia se reducen drásticamente. Me temo que esos retrasos del confinamiento están empezando a ser un problema.
Comentario: El cáncer es sólo la punta del iceberg sanitario que se avecina.
Véase también: Europa se enfrenta a una "epidemia de cáncer" tras calcularse que un millón de casos quedaron sin diagnosticar durante los cierres por covid
Desde hace años el consumo de carne roja se ha vinculado a dolencias tales como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Pero en los entresijos de esos trabajos publicados hay notables limitaciones.
Casi todas las investigaciones son observacionales, incapaces de establecer la causalidad de forma convincente. La mayoría está plagada de variables de confusión. Por ejemplo, ¿quizás los consumidores de carne simplemente comen menos verduras, o tienden a fumar más o a hacer menos ejercicio? Además, muchos se basan en el consumo declarado por los propios consumidores. El hecho es que la gente no puede recordar con exactitud lo que come. Y, por último, el valor de los efectos declarados en estos artículos científicos suele ser pequeño. ¿Merece la pena preocuparse por un supuesto 15% más de riesgo de cáncer?
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Se ha publicado un nuevo artículo revisado por pares en la revista Vaccine en el que se comparan los datos de las encuestas sobre las actitudes hacia la vacunación de antes de la pandemia con las actitudes actuales.
Los autores señalan que "paradójicamente, a pesar del éxito de las campañas de vacunación COVID-19, la confianza en las vacunas ha disminuido significativamente desde el inicio de la pandemia".
No sé muy bien por qué los autores parecen tan sorprendidos por su resultado, pero una pista puede encontrarse en su uso de las palabras "a pesar de". En muchos países el "éxito" de la campaña de vacunación contra el COVID-19 se basó en gran parte en presionar, intimidar y a veces obligar a la gente a vacunarse.
Comentario: Sólo los que están completamente atrincherados en su burbuja podrían sentirse desconcertados con la idea de que la confianza en las vacunas esté disminuyendo. Las respuestas son obvias para cualquiera con un mínimo de conciencia. El uso manifiesto de la fuerza y la coacción no genera confianza. No hay duda.
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Cuando nos vendieron que «la Ciencia (= el mercado)», había creado en tiempo récord un maravilloso producto que salvaría vidas, se olvidaron de que esta novísima apuesta de ingeniería genética se desarrolló en los años 90, allá cuando los murciélagos chinos, no conocían aún a los pangolines.
Llevaban décadas de fracasos en ensayos y millones de inversión perdidos, ¿había quizás que presentarle los pangolines a los murciélagos en 2019? Desde luego no fue una cita a ciegas, ya que si uno bucea mínimamente en la bibliografía científica descubre que el primer ARN inyectado fue en 1992 y después unas cuántas veces más, hasta conseguir un sofisticado producto que sin cumplir la seguridad necesaria para su uso en humanos, la sociedad hiciese cola para inyectárselo (tras una terrorífica, pero efectiva campaña de publicidad).
De momento, no hay ningún estudio oficial que determine la relación causa-efecto. No obstante, son miles de mujeres en el mundo las que han notificado estas molestias días después de ser vacunadas. Según recoge el último informe de Farmacovigilancia de la Agencia Española de Medicamentos, un 77% de mujeres ha sufrido algún tipo de efecto adverso tras los pinchazos.
Comentario: Interesante que desde los medios oficiales se empiece a tratar este asunto.
¿Óxido de grafeno? ¿Nanobots? ¿Qué hay en las vacunas de Pfizer? Recientemente, el Dr. David Nixon, médico de cabecera de Brisbane, decidió averiguarlo, poniendo bajo un microscopio de campo oscuro gotas de vacuna y sangre de pacientes vacunados.
Es una decisión más radical de lo que podría parecer. Según Sasha Latypova, científica con 25 años de experiencia en ensayos clínicos para empresas farmacéuticas, el contrato entre Pfizer y el gobierno estadounidense prohíbe a los investigadores independientes estudiar las vacunas. Afirman que esto "desviaría" estos preciosos recursos de su uso previsto para satisfacer una necesidad "urgente".
¿Es eso cierto en Australia? ¿Quién sabe? Todo lo que el Departamento de Salud de la Commonwealth ha dicho sobre su contrato con Pfizer es que es comercial de confianza.
La alianza de Inteligencia Five Eyes puso de manifiesto que el gobierno de Xi Jinping silenció a los médicos, eliminó pruebas de laboratorio y se negó a dar muestras vivas a los científicos internacionales.
Científicos de la Universidad de Yale, EE.UU., identificaron una nueva clase de genotoxinas, moléculas que dañan el ADN, llamadas 'indoliminas' y que están producidas por la bacteria Morganella morganii, abundante en los intestinos de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y cáncer colorrectal. En experimentos de laboratorio, las indoliminas dañaron el ADN y también estimularon el crecimiento del cáncer colorrectal en ratones con tumores. Al bloquear la producción de estas moléculas descubrieron que podían prevenir el crecimiento de estos tumores, comunicaron el pasado viernes.
Un brote de infecciones respiratorias virales está enviando a los niños a las salas de urgencias de todo el estado. Los mayores culpables son los enterovirus y los rinovirus, así como algunos casos de VRS (virus sincitial respiratorio), todos los cuales suelen producir síntomas similares a los del resfriado.
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