Me quedo con la frase del filósofo nutricionista Don Matesz en su blog:
Sugar is poison. Meat is medicine [
1]. Aunque él, en su artículo, se dirige a la fertilidad y problemas relacionados con la alimentación. Yo, por mi parte, continuaré la "saga" psicológica que estoy llevando a cabo para definir o tratar de definir al límite en el que las enfermedades psicológicas son realmente causadas por problemas de la misma índole o, por contra, son producto de la toxicidad de nuestro ambiente al que, al saltar la chispa, salta la depresión.
© desconocido
Mi estudio lo voy a comenzar analizando la alimentación habitual y descuidada dicho sea de paso de mucha gente que por un lado piensa que su forma de alimentarse "no es tan mala" o incluso es, dentro de lo que cabe "buena". Otros por el contrario ya son conscientes que comen fatal pero se aferran a la creencia de que eso no les afecta y tal solo, puede ser perjudicial a muy largo plazo o cuando sean muy mayores. Craso error el de todas estas creencias porque la forma de alimentarnos en breve causa problemas aunque ocultos y, como bien dice el título de esta entrada, la depresión es uno de ellos y de los más frecuentes, razón por la que le dedico toda la entrada.
Comentario: En numerosas oportunidades hemos advertido desde SOTT sobre los peligros y consecuencias del consumo de lacteos en general. Sugerimos al lector interesado la lectura de los siguientes artículos:
- Alimentación moderna vs. alimentación sana, fuentes de toxicidad, el rol de las reacciones inflamatorias y las sensibilidades alimentarias en las enfermedades crónicas, modernas o idiopáticas
- Alergia a la proteína de leche vacuna, una enfermedad en crecimiento que afecta a chicos menores a 3 años
- Los peligros de la leche y sus derivados
- 30 razones por las cuales la leche de vaca equivale al veneno para ratas
- La salud del niño empieza en el estómago