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En el
artículo anterior intenté resumir por qué muchas de las creencias populares sobre el colesterol, las grasas saturadas y las enfermedades cardiovasculares no son ciertas. Desde luego no ayuda que detrás de estas creencias estén las
farmacéuticas, estrechando lazos con los médicos para "educarles" sobre los beneficios de sus medicamentos.
Otro de los problemas que mencionaba en el artículo es la poca fiabilidad de los análisis tradicionales de lípidos, que
miden lo que es fácil medir, no lo que es importante. Sin embargo, los resultados de estos análisis
condenan a muchas personas a tomar fármacos que no necesitan.
¿Qué información me interesa realmente de los análisis de lípidos?
Antes de hablar de los resultados, mi primera recomendación es que te hagas más de un análisis, en diferentes días.
En un interesante
estudio de la
National Cholesterol Education Program, se hicieron análisis de lípidos a varios individuos, una vez a la semana durante 4 semanas. La conclusión es que hubo variaciones de +/-20% en el colesterol total (75% de los casos), colesterol HDL (95% de los casos!!) y colesterol LDL (65% de los casos). El 40% saltó una categoría dentro de los niveles de riesgo utilizados, y el 10% saltó dos categorías, pasando incluso de "deseable" a "riesgo", o al revés.
Es decir,
puede ocurrir que te hagas los análisis un día y tu médico te diga que estás perfecto, y sin embargo vayas unos días después y salgas de la consulta con una prescripción de estatinas. Los indicadores que utilizamos para
medir la salud toman simplemente una
foto en un momento concreto de los procesos biológicos que ocurren constantemente en nuestro cuerpo. Es como basarse en la foto de una calle para calcular cuanta gente transita al día. La foto puede ser bastante diferente en función de la hora, la fecha, de si hay una manifestación... Antes de tomar decisiones drásticas (y para mi tomar medicamentos es drástico), quieres tener al menos unas cuántas fotografías.
Comentario: A diferencia de lo que propone el artículo, algunos estudios ya han comprobado que una dieta baja en glucosa (carbohidratos), una cantidad moderada de proteínas y grandes cantidades de grasas saludables, esto es, lo que se conoce como dieta cetogénica, sirve como un tratamiento efectivo para la epilepsia en niños, adolescentes y adultos. De hecho, uno de los tejidos que ha sido más estudiado en relación a la dieta cetogénica es el sistema nervioso central, y esto se debe a los sorprendentes hallazgos de la mejoría del funcionamiento del mismo al aplicar correctamente este tipo de alimentación. Se llama "cetogénica" porque estimula la producción de cuerpos cetónicos y nosotros pasamos a obtener así todos los beneficios a partir de la cetosis. Los cuerpos cetónicos se conocen por ser la fuente de energía favorita del cerebro, permitiendo un mejor rendimiento de este órgano y ésto ha sido comprobado en seres humanos.
Para leer más acerca de la Dieta Cetogénica, la cual constituye una auténtica senda de regeneración y transformación de nuestro cuerpo y nuestra mente les invitamos a leer los siguientes artículos:
- La cetosis es el estado fisiológico óptimo para el ser humano
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 1)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 2)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 3)
De manera adicional recomendamos la lectura de nuestro Enfoque Sott sobre la dieta paleolítica:
La dieta paleolítica revisada
Y el libro La solución paleolítica de Robb Wolf