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El diccionario de la Real Academia Española define harina como "polvo menudo al que se reducen algunas materias sólidas". Por consiguiente, las harinas cárnicas son el resultado de la molienda de subproductos de origen animal, no destinado al consumo humano. Estas harinas, debido a su gran contenido de proteínas, son utilizadas en algunos países para alimentar al ganado estabulado pues facilitan el engorde de la ternera. Pero
a su vez maximizan el riesgo de contaminar al ganado con el prión responsable de encefalopatía espongiforme bovina, o mejor conocida como enfermedad de las vacas locas.¿Qué es la enfermedad de las vacas locas?En nuestro organismo existen proteínas prión normales en las células del sistema nervioso, cuya función específica parece estar relacionada con la conexión entre las neuronas. Una proteína prión contaminada provoca el mal de
Creutzfeldt-Jakob. La enfermedad de las vacas locas en los humanos es una variante de dicho
mal, según el profesor asociado del Departamento de Microbiología de la Universidad de Barcelona, Byron Calgua. Esa enfermedad, de naturaleza degenerativa y pronóstico mortal, afecta a una en un millón de personas alrededor del mundo.
Se sabe que el consumo de harinas cárnicas, contaminadas con el prión, es el responsable. Se atribuye a "razones económicas" y a la "picardía de algunos países", gran parte de la responsabilidad en el problema de las vacas locas. "Algunos optaron por alimentar al ganado con harinas cárnicas, porque engordaban antes y se podían comercializar más baratas", explica Ignacio López-Goñi, microbiólogo del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra (España).
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