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Qué nivel tienen en Alemania. Sin duda es uno de los países con mayor conciencia ecológica. Estos días de escándolo de piensos contaminados con dioxinas procedentes de granjas industriales lo han demostrado incluso saliendo a la calle por ello. El otro día el Telediario de
TVE ofreció una información crítica -no proliferan así que veánla y guárdenla en su retina por algún tiempo-. La he recordado gracias al Facebook de
EnterBio, la
compañía de distribución on line de alimentos ecológicos certificados que se ha estrenado hace un par de meses. Esta información trata sobre algunas de las prácticas que han conseguido que los alimentos convencionales sean tan exageradamente baratos en algunos casos. A base de hacerlos cada vez más artificiales y de ayudas públicas a los grandes productores.
Luego hay personas que dicen que los alimentos denominados ecológicos son caros. No niego que haya algunos con precios sospechosos cuando menos y no me olvido que hay muchas personas que lo están pasando mal económicamente o que por las circunstancias que atraviesan les tira para atrás gastarse el dinero que cuestan estos alimentos. Pero quizá sea que estamos comparando un tipo de alimentación que tiene un valor con otra, a la que nos hemos acostumbrado, que ahora va a resultar que nos damos cuenta que no lo tiene. Pues esta sí que es cara entonces porque pagar por algo sin valor (ni económico ni nutritivo) no hay quién lo entienda. Yo pienso que alimentarse con productos que contienen un montón de porquerías, que los científiocs han demostrado su nocividad, que sabemos que más pronto que tarde nos enfermarán y poco a poco vamos sabiendo incluso las patologías que nos provocan (y eso nos costará dinero pues luego querremos curarnos), es de... omnívoros, claro y como lo somos algunos lo llevan al extremo de ingerir cualquier cosa.
Si los alimentos ecológicos parecen más caros al lado de los convencionales es porque tiene más valor y porque se respetan los ritmos naturales de crecimiento, de los animales y de las plantas, y porque los productores no reciben las ayudas (pagadas con el dinero de todos, incluso de las personas que enferman por comer guarrerías subvencionadas) que quienes tratan a la tierra como unn bien de consumo más y han sustitudio la alimentación, la nutrición, por la mera ingesta.