Salud y Bienestar
Beber demasiado alcohol tiene efectos mucho más graves sobre la salud que la típica resaca luego de una noche de juega. En el largo plazo aumenta el riesgo de desarrollar problemas como cáncer de mama, cáncer oral, enfermedades al corazón, derrames cerebrales y cirrosis hepática.
Las investigaciones muestran que un alto consumo de alcohol también puede dañar nuestra salud mental, deteriorar las habilidades de la memoria y reducir la fertilidad. La relación directa entre el alcohol y el hígado es bien conocida. Pero ¿qué pasa con el impacto del alcohol en otros órganos?
Numerosos estudios del corazón indican que el consumo moderado de alcohol ayuda a protegernos contra enfermedades cardíacas al aumentar el colesterol bueno y detener la formación de coágulos sanguíneos en las arterias.
Sin embargo, se ha visto que consumir más de tres bebidas tienen un efecto directo y perjudicial sobre el corazón. Con el paso del tiempo, el consumo excesivo de alcohol, puede provocar hipertensión arterial, miocardiopatía alcohólica, insuficiencia cardíaca congestiva y accidentes cerebrovasculares.
La base para dicho fundamento de alimentación es la creencia de que el Homo sapiens evolucionó hacia el humano moderno con una dieta de caza y recolección que promovió la función cerebral y la salud, en general.
Los que defienden el régimen afirman que el genoma humano se ha mantenido esencialmente inalterado desde el final de la era paleolítica, hace 10.000 años, después de evolucionar durante millones de años. "Investigaciones de expertos probaron que esta dieta es mejor que la mediterránea, que las recomendaciones oficiales y los regímenes destinados a controlar la diabetes del adulto (diabetes tipo 2); explica Loren Cordain, profesor de salud y ciencias del ejercicio de la Universidad Estatal de Colorado.
De hecho, un estudio publicado en la revista Journal of Diabetes Science and Technology mostró que el menú paleolítico "mejoraba el control glicémico y varios factores de riesgo cardiovascular en comparación con la dieta para la diabetes".
Consumir alcohol periódicamente trae consigo múltiples consecuencias, algunas positivas como relajarse, acceder a estados "inusuales" de conciencia (con la percepción alterada que ello implica) e incluso ciertos tipos de alcohol, en particular el vino, pueden representar beneficios para nuestra salud. Sin embargo, también existe el otro lado de la moneda. El alcohol puede servir como catalizador para alimentar nuestra frivolidad psicosocial, nos ayuda a evadir ciertos aspectos de nuestra personalidad que debiéramos de trabajar sobriamente, como por ejemplo la timidez o la falta de carisma, nubla la claridad de propósitos, etcétera.
Y dentro de este último grupo de cualidades poco deseables ahora se suma el debilitamiento del sistema inmunológico de una persona. Lo anterior se traduce en que los bebedores regulares son significativamente más vulnerables ante el ataque de virus, incluido el VIH. Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts expusieron glóbulos blancos - los protagonistas en la defensa del cuerpo frente a infecciones - a químicos que simulaban bacterias y virus. A la mitad de estas células se les introdujo alcohol, en niveles proporcionales a los que tendría una persona que bebe alrededor de 28 copas semanales.
Una de estas es la idea de que debemos de comer tres veces al día, algo que tomamos como verdad irrebatible pero que parece pertenecer más al orden de la convención social que de las necesidades biológicas, sobre todo porque los estudios realizados al respecto no coinciden en un criterio único o una norma generalizada y recomendable.
Una investigación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, por ejemplo, encontró que hacer una sola comida al día, de grandes proporciones, en vez de las tres acostumbradas, puede ayudar a reducir el peso y la grasa corporal, pero incrementa la presión sanguínea. Asimismo, según un estudio en el que participaron diversos médicos del National Institute on Aging [Instituto Nacional para el Envejecimiento], esa sola comida al día también contribuye a desarrollar resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, dos de los factores de riesgo más importantes para contraer diabetes tipo 2.
Determinar la causa-efecto de las ondas sobre la salud es difícil y harán falta años para hacer estudios epidemiológicos por lo que lo ético y justo es aplicar el principio de precaución máxime cuando hay alternativa sencilla, barata y eficaz.
Como explicó Enrique por cada euro que gastamos en medicamentos otro euro se dedica a paliar los daños que provocan. Me dejó helado. La denominada polimedicación es tomar más medicamentos de la cuenta, no indicados o apropiados, sobremedicación vaya. No sólo se da en las personas mayores aunque este grupo es el más afectado. Como cuenta el libro, en 1976 la mayor parte de los ancianos consumían tres medicamentos diarios y ahora entre 4 y 8.
A pesar de los esfuerzos de las grandes compañías de telefonía móvil por fortalecer el escepticismo ante las llamadas de alerta sobre los posibles efectos de las radiaciones que emiten estos dispositivos, lo cierto es que cada vez resulta más difícil bloquear la información relacionada. Expertos en epidemiología ambiental han advertido que el uso excesivo de los teléfonos celulares puede repercutir significativamente en la salud e incluso provocar cáncer en el cerebro. Además, enfatizaron en que tanto los niños como los jóvenes representan el sector más vulnerable de la población ante las radiaciones que emiten los teléfonos porátiles.
Lo anterior se advirtió en el marco de la 23ª edición del Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental, con sede en Barcelona, el cual ha reunido a más de 1,200 expertos en este rubro. De acuerdo con Manolis Kogevinas, uno de los organizadores del congreso y director del CREAL (Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona), ya existen evidencias sobre los efectos de la radiaciones no ionizantes que emiten los móviles.
El pescado, la carne, la leche y los huevos son las principales fuentes de vitamina B12, también conocida como cobalamina. Una falta de esta sustancia en la dieta puede hacer que el cerebro pierda células cerebrales y desarrolle problemas cognitivos, según un estudio publicado en Neurology, la revista de la Academia Americana de Neurología.
En la investigación participaron 121 personas mayores de 65 años a las que se midieron los niveles de vitamina B12 y los metabolitos que pueden indicar una deficiencia de vitamina B12.
Comentario: Hay varias pequeñas variantes en torno a la descripción de este tipo de alimentación. En ciertos entornos científicos (y no tan científicos también) hay controvercia respecto a lo conveniente o no de adoptar una alimentación de acuerdo a estos principios. A pesar de todo, cada vez hay más evidencia proveniente de la ciencia independiente (sin compromiso con ninguna marca/multinacional) de que los enunciados fundamentales de este modo de alimentación (consumir carnes roja y blancas, pescados, mariscos, aves - incluyendo los huevos-, verduras frescas de estación, y moderadamente frutas frescas y frutos secos, y evitar el consumo de carbohidratos y lacteos) constituyen el modo más adecuado de alimentación para el ser humano.
Para conocer un poco más al respecto recomendamos la lectura de:
- La Paleodieta: De regreso a una vida saludable
- Dieta paleolítica: el combustible adecuado para un cuerpo sano
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