Salud y Bienestar
Tus manos revelan mucho sobre tu estado de salud. Es algo que se sabe al menos desde la época de Hipócrates, el padre de la medicina moderna.
En el siglo V a.C., el antiguo médico griego describió por primera vez el "palillo de tambor" en un paciente con empiema (pus que llena el espacio entre los pulmones y la membrana que los rodea). El palillo de tambor es una uña que parece una cuchara invertida, y todavía se considera un signo de enfermedad. Aunque hoy en día, el palillo de tambor no sólo está relacionado con el empiema, también está relacionado con la fibrosis quística, la cirrosis hepática y las enfermedades tiroideas.
Otro cambio en las uñas que puede ser señal de enfermedad son las uñas de Lindsay. En este caso, una o más uñas son mitad blancas y mitad marrón rojizo. Alrededor del 50% de las personas con enfermedad renal crónica tiene las uñas así. Pero también puede ser un signo de cirrosis hepática y de la enfermedad de Behcet, una enfermedad rara que provoca la inflamación de los vasos sanguíneos.
Las uñas de Terry, en donde una o varias uñas tiene aspecto de vidrio deslustrado, también pueden ser un signo de cirrosis hepática, pero además están asociadas a la diabetes de tipo 2, insuficiencia renal y VIH.
Sonando algo más médico y menos como un puesto de uñas callejero están las uñas de Muehrcke, en donde una o más líneas horizontales atraviesan las uñas de las manos. Este patrón indica una disminución de la proteína más abundante en la sangre: la albúmina. Estas marcas en las uñas pueden ser un indicador de enfermedad renal.
Pero a veces los cambios en el color y el dibujo de las uñas no son siniestros y son meros signos de envejecimiento. Las uñas napolitanas, llamadas así por sus tres zonas de color diferenciadas, suelen verse en personas de más de 70 años y no son motivo de preocupación.
¿Recuerda cómo nos dijeron que "la vacuna se queda en el brazo" y que "la inofensiva proteína espiga sólo se produce durante un par de días"? Dijeron que estaban seguros de ello, a pesar de que no había datos que confirmaran sus afirmaciones.
Pues bien, lamentablemente, resulta que nos mintieron. Ya tenemos los datos, ¡y demuestran que esas afirmaciones son erróneas!
Un inteligente estudio científico de Brogna et al., que acaba de publicarse, detectó la presencia de la proteína espiga en personas vacunadas de covid seis MESES después de la vacunación, y excluyó la posibilidad de contaminación cruzada de los datos experimentales con infecciones de covid de circulación salvaje.
Lo que hicieron los científicos
Los autores del estudio utilizaron una prueba sensible, llamada espectrometría de masas, para detectar una secuencia específica de aminoácidos que sólo existe en la proteína espiga inducida por la vacuna.
Para recordar a mis lectores, las vacunas covid de ARNm contienen código genético para producir la llamada "proteína de espiga", un componente del virus SARS-CoV-2 que permite al virus penetrar e infectar las células humanas. Durante el proceso de penetración, denominado "fusión", la viral proteína espiga cambia de forma, convirtiéndose en una especie de lanza que penetra en la superficie celular.
En Polonia, autoridades sanitarias informaron este sábado que 19 personas murieron debido a un brote de legionela en la ciudad de Rzeszów, en el sureste del país europeo.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. pidió a la población que no compren tortugas pequeñas con caparazón de menos de 10 centímetros de largo y que no las besen ni acaricien, pues puede resultar peligroso para la salud.
El Departamento de Salud de Florida (EE.UU.) comunicó recientemente la muerte de cinco personas en el estado por la bacteria 'comecarne', llamada 'Vibrio vulnificus'. Asimismo, señalaron que han contabilizado, hasta el pasado viernes, un total de 26 casos de personas infectadas este año.
Un equipo de la Facultad de Medicina de Harvard, en los Estados Unidos, desarrolló un probiótico (que son los microorganismos vivos como bacterias y levaduras) especial capaz de regular la actividad de las células dendríticas que desempeñan un papel crucial en la gestión de las respuestas de las células inmunitarias.
Si bien los casos han disminuido entre los adultos mayores, la investigación — publicada este 16 de agosto en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés) — da cuenta del incremento de casos de la enfermedad entre las personas de 30 a 39 años.
La normativa ya entró en vigor, mientras las autoridades sanitarias consideran que el riesgo de contraer el virus es bajo, en comparación con otras fases de la pandemia.
El exceso de muertes por causas ajenas al Covid, como la insuficiencia cardiaca y el ictus, se ha disparado desde el despliegue de la vacuna, pero ha tendido a correlacionarse con las oleadas de Covid al menos tanto como con las campañas de vacunación. Esto ha alimentado la especulación de que la causa subyacente no es la lesión vacunal (u otra cosa), sino el "Covid silencioso", que según la hipótesis se produce cuando la enfermedad mata pero sin registrarse como infección o durante la fase posterior a la infección.
Los que desconfiamos de las nuevas vacunas hemos sugerido que una interacción entre la infección y la vacuna podría ser la responsable, como un ataque autoinmune cebado por la acción de la vacuna al desencadenar la producción sostenida de la proteína de la espícula en numerosos órganos del cuerpo, incluidos el corazón, el sistema circulatorio y el cerebro.
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha encontrado una cepa de la bacteria Escherichia coli ('E. coli') en el agua y suelo en el estado mexicano de Hidalgo.
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