"En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras". (Bertrand Russell)
"Están las personas que hacen que las cosas pasen, los que ven las cosas pasar, y los que no saben lo que está pasando" (proverbio anónimo)
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Uno de los principales problemas que me encuentro a la hora de divulgar mis mensajes, especialmente en el ámbito de nutrición, es la comparación con la información promovida por la comunidad médica.
Cuando ante una recomendación me responden "¿
Lo hablé con mi médico y dice que eso es peligroso para la salud?", ya no hay mucho más que hablar, ahí se termina la conversación; tal es el poder de la 'bata blanca' sobre nosotros.
Por
mi pasión, tengo la suerte de poder interactuar e intercambiar opiniones con muchos médicos. Por simplificar, yo los divido en tres grandes grupos:
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Los ciegos (no saben lo que está pasando): Los que honestamente piensan que todas las recomendaciones y consensos médicos son correctos, que la
pirámide alimentaria oficial es saludable y que todos los medicamentos que prescriben son necesarios. Por tanto el problema de salud generalizado de la población se debe, según ellos, a la falta de voluntad de las personas por no seguir sus recomendaciones (a pesar de que
muchos médicos tienen tan mala salud como sus pacientes). Por desgracia, a día de hoy,
éste es el grupo más numeroso.
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Los que miran para otro lado (ven las cosas pasar): Los que saben que las recomendaciones por consenso no son las mejores, que muchos de los medicamentos que prescriben no van a ayudar a los pacientes, y que muchas de las creencias están basadas en mala ciencia (o simplemente en mitos sin fundamento). Pero no se atreven a decirlo públicamente; no quieren ser 'estigmatizados' por sus compañeros. Prefieren no morder la mano que les alimenta y seguir repitiendo los típicos consejos enlatados a sus pacientes. Al fin y al cabo,
ningún doctor va a perder su trabajo por recomendar una dieta baja en grasa.
Comentario: Las necesidades de hidratos de carbono para el ser humano es de cero. Es decir, no hay tal cosa como un hidrato de carbono esencial. Por lo contrario, existen amino ácidos (de las proteínas) y ácidos grasos (de las grasas) esenciales. Es decir, debemos consumirlos o sí o sí para nuestra subsistencia. La madre naturaleza en su infinita sabiduría no hizo tal cosa como un hidrato de carbono esencial.
Durante cientos de miles de años, nuestros ancestros practicaron la caza y el arreado, con una alimentación baja en carbohidratos. No necesariamente descartaban los carbohidratos o los consideraban poco saludables, probablemente fue más debido a que hemos pasado la mayor parte de nuestra historia evolutiva en condiciones de una era de hielo en las que los vegetales y frutas simplemente no estaban disponibles, y donde lo estaban, eran muy diferentes a las frutas y verduras disponibles hoy en día. El hecho es que nuestros cuerpos están diseñados, han evolucionado, para vivir y sobrevivir sin consumir carbohidrato alguno, mientras haya cantidades de nutritivas proteínas y grasas disponibles, y agua para beber. Estudios de excrementos humanos fosilizados de entre 300 mil a 50 mil años atrás, han revelado esencialmente una total falta de material vegetal en la alimentación de las muestras analizadas.
La dieta cetogénica constituye una auténtica senda para la transformación de nuestro cuerpo y nuestra mente. Para el lector interesado, SOTT recomienda fuertemente la lectura en el foro cassiopaea.org del hilo Dieta Cetogénica: camino hacia la transformación, donde podrá conocer y aprender de la experiencia de quienes han experimentado con esta extraordinaria "forma de alimentarse".
También puede informarse más acerca de la Dieta Cetogénica leyendo estos artículos:
- La cetosis es el estado fisiológico óptimo para el ser humano
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 1)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 2)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 3)
De manera adicional recomendamos la lectura de nuestro Enfoque Sott sobre la dieta paleolítica:
La dieta paleolítica revisada
Y el libro La solución paleolítica de Robb Wolf