Traducido por el equipo de SOTT.netLas lecturas de la tensión arterial mientras se está tumbado superan a las lecturas en posición sentada a la hora de predecir riesgos cardiacos.

© Getty | PhotoAlto/Michele Constantini
El año pasado, un estudio puso de manifiesto que
en la consulta de su médico podrían estar tomándole mal la tensión arterial. La mejor práctica actual es tomar la tensión sentado siguiendo un protocolo detallado: Los pacientes no deben comer, beber ni hacer ejercicio durante los 30 minutos previos; deben tener la vejiga vacía y sentarse tranquilamente durante los cinco minutos previos a la primera lectura; deben sentarse con los pies sin cruzar y apoyados en el suelo; la espalda debe estar apoyada; y -un aspecto importante que a menudo se pasa por alto- deben mantener el brazo que se va a medir apoyado en una superficie plana a la altura del corazón, ni más arriba ni más abajo.
Aunque la configuración suele ser distinta de la que se aplica en una consulta médica ajetreada,
un nuevo estudio deja de lado las objeciones sobre el protocolo y sugiere que, incluso cuando se hace a la perfección, el método es de segunda categoría. No deberíamos estar sentados cuando nos tomamos la tensión, sino tumbados.Según
el estudio, publicado en la revista JAMA Cardiology y dirigido por investigadores de Harvard,
las mediciones de la tensión arterial realizadas tumbados eran significativamente mejores para indicar el riesgo de enfermedad cardiovascular, ictus, insuficiencia cardiaca y muerte que las mediciones de la tensión arterial realizadas únicamente sentados.Por ejemplo, se calcula que las personas que tenían la tensión arterial alta cuando estaban tumbadas, pero no cuando estaban sentadas, presentaban un riesgo relativo de enfermedad coronaria un 53% mayor que las personas con una tensión arterial normal. Presentaban un 51% más de riesgo de insuficiencia cardiaca, un 62% más de riesgo de ictus, un 78% más de riesgo de cardiopatía coronaria mortal y un 34% más de riesgo de mortalidad por cualquier causa.
Comentario: Véase también: Las bacterias intestinales influyen en el desarrollo del cerebro