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Cuando hay dislexia, el cerebro no reconoce ni procesa apropiadamente símbolos.
Para Carlton Davis, la palabra
la siempre parecía como
al. Solía tener problemas en la escuela, y en una ocasión, en la universidad, lanzó una máquina de escribir desde un cuarto piso porque volvió a cometer el mismo error:
al.
A Abby Schwartz esto le suena familiar. Ella suele confundir las letras
d y
b, aunque algunas palabras no tengan ningún sentido. Pero todo ha mejorado, a pesar de que en ocasiones sigue cometiendo el mismo error entre la
b y la
d y el
5 y el
2. Davis, ahora de 62 años, también confunde los dígitos de los números telefónicos.
"Era lenta para leer. No lo disfrutaba y me perdía en las líneas", dice Abby, de 13 años, habitante de Lexington, Massachusetts. "En ocasiones me gritaba a mí misma que no podía hacer esto".
Abby y Davis, al igual que entre el 5 y el 20% de la población, han luchado contra la dislexia, una condición que, en general, disminuye la capacidad de las personas para interpretar el lenguaje.
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