
Los menores en depresión se enojan y lloran continuamente, también cambian su apetito.
Esa conclusión arrojó un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre infantes de tercero a sexto grado en 12 escuelas del Distrito Federal, públicas y privadas.
De un universo de poco más de 1,000 estudiantes, el 20.22% presentó indicios de ese padecimiento. Y "aunque no se trata de un diagnóstico (contundente de depresión), son síntomas que podrían derivar en esa enfermedad durante la adolescencia o vida adulta", señala la académica del Departamento de Psicofisiología de la UNAM, Verónica Alcalá Herrera.
Es un error pensar que los niños no viven este mal. Lo manifiestan en forma diferente del adulto, los menores presentan más cambios abruptos en la conducta. De ser muy tranquilos pueden pasar a sumamente inquietos, enojarse y llorar continuamente. También cambia su apetito, se alimentan en exceso o dejan de comer, de acuerdo con información del Hospital Infantil Psiquiátrico, Juan N. Navarro.