Una vez más, la "diplomacia" de EE.UU. amenaza con desestabilizar más el Medio Oriente.
Después de que la OTAN matara a soldados sirios a plena luz del día (un acto de guerra en contra de Siria, podría decirse que en contra de Rusia) llevando a cabo ataques aéreos en nombre del Estado Islámico, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Samantha Power, tuvo las agallas de salirse de una junta de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema. En vez de responder de forma razonable a la petición de información por parte de Rusia, Power evadió el problema completamente y, delirante como siempre,
exigió la presión de Rusia sobre Siria para "empujarla a la paz." Pasmado, su homólogo ruso, Vitaly Churkin llamó a su salida de la junta un acto de
"menosprecio sin precedentes".
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Churkin continuó: "Lo que vi hoy, desafortunadamente, es bastante preocupante, ya que mi colega estadounidense,
Samantha Power, se comportó de forma muy extraña, por decir lo menos." Es obvio que las cosas están mal cuando incluso los diplomáticos experimentados como Churkin, se empeñan en comentar sobre el comportamiento extraño de sus colegas. Pero bueno, si lo pensamos bien, Power tiene un tipo de locura única. El psicópata "asténico" como lo
describe Lobaczewski es relevante aquí.