"China, en su calidad de país importante y responsable, está dispuesta a cooperar con todas las partes pertinentes para aprovechar la oportunidad histórica del desarrollo del Ártico y hacer frente a los desafíos que plantean los cambios en la región".
~ Reporte gubernamental chino, 25 de enero de 2018.
© XinhuaUna foca se acerca mientras el rompehielos chino Xuelong descarga su cargamento sobre el hielo marino.
La inauguración, el 25 de enero, de la "
Ruta de la Seda Polar" en China ha creado una maravillosa oportunidad para el desarrollo del norte que no se veía desde hace décadas. Esta oportunidad no sólo extiende el increíblemente exitoso modelo de crecimiento de China a América del Norte; a través de un sistema revolucionario de transporte marítimo y desarrollo de infraestructura en el Ártico, sino que también proporciona un nuevo espíritu de diplomacia fundado no en la militarización del Ártico;
como lo deseaban los utópicos retrógrados neoconservadores de las eras de Cheney y Obama, sino más bien en la cooperación, el respeto, el desarrollo y la confianza.
Dado que Global Affairs Canada respondió favorablemente a la iniciativa de la Ruta de la Seda Polar, y dado que el gobierno canadiense es miembro del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura dirigido por China; sin mencionar el Memorando de Entendimiento de Columbia Británica que une la provincia con la iniciativa del Cinturón y la Ruta, esta nueva realidad exige que tanto los canadienses como los estadounidenses pensemos seriamente si queremos responder adecuadamente de la manera más genuina y beneficiosa por el bien de nuestro pueblo y la humanidad en general.
1 ¿De dónde surge nuestra crisis?Las economías estancadas de América del Norte han sufrido durante casi 50 años bajo un falso conjunto de venenos conocidos dualísticamente como la "sociedad de consumo posindustrial" por un lado y la "economía de crecimiento antiindustrial" por el otro. Desde los tiempos de John F. Kennedy, Franklin Roosevelt (y sus homólogos canadienses John Diefenbaker, C. D. Howe y W. A. C. Bennett) los proyectos a largo plazo han impulsado nuestro pensamiento económico con el efecto de aumentar tanto los poderes productivos laborales como el bienestar moral, físico e intelectual de nuestros ciudadanos.
2 El aumento de estos tres parámetros (físico, intelectual, moral) incrementó nuestra capacidad de carga poblacional de tal manera que ninguna otra especie sería capaz. Esto nos permitió casi triplicar nuestra población desde 1950, y al hacerlo, demostrar la verdadera naturaleza de la humanidad como una especie capaz de un
razonamiento creativo ilimitado, para el horror del Imperio Británico y su indoctrinada élite administrativa global.