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© GlobovisiónTerremoto de Japón 2011
Casi todos los años se producen terremotos de gran intensidad por lo que en 2012 no debería ser una excepción.

Esta es una de las conclusiones a las que han llegado científicos del Instituto de Oceanografía de la Universidad de San Diego en un nuevo estudio sobre el tema que han hecho público recientemente.

Posible nuevo temblor en 2012

Muchos científicos sugieren que la Tierra ha entrado en una fase activa del ciclo sísmico por lo que el número de terremotos de gran magnitud se incrementará cada año. Según esta estimación, el Instituto de Oceanografía de la Universidad californiana de San Diego, decidió poner a prueba esta hipótesis, y ver cuántos y qué tipo de terremotos han ocurrido en los últimos cien años.

En el nuevo estudio, cuyas conclusiones los sismólogos estadounidenses han detallado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, han analizado más de un siglo de registros sísmicos para ver si podemos estar entrando en una nueva era de grandes terremotos. Pero, en general, parece ser que el riesgo de terremotos gigantes no parece ir en aumento.

Sin embargo, según halló el estudio, resulta que realmente desde el año 2004 en nuestro planeta los terremotos sí se muestran más poderosos, algo que ya ocurrió de forma similar en épocas pasadas.

No obstante, los sismólogos norteamericanos concluyen que posiblemente este reciente aumento en el número de fuertes terremotos en todo el mundo sea, probablemente, sólo producto de la coincidencia, aunque esto no quiere decir que en las zonas donde no haya habido terremotos recientes, se produzcan de ahora.

A tenor de esto, los científicos del Instituto de Oceanografía de la Universidad de San Diego, vaticinan que, en cuanto a 2012, se podría decir que podemos esperar un gran terremoto de nuevo.

Más terremotos últimamente

En los últimos años ha habido en nuestro planeta varios terremotos, todos ellos de magnitud severa, que han segado la vida a cientos de miles de personas.

El terremoto más devastador fue el de enero de 2010 en Haití (316 000 muertes, según cifras oficiales) de 7 grados en la escala de Ritcher; en febrero de 2010 en Chile (525 muertos), de 8,8; en febrero de 2011 en Nueva Zelanda (181 muertos), de 6,3; y en marzo 2011 en Japón (15 844 muertes) de 9 grados.

Bien es verdad que la diferencia en el número de víctimas fue debido a los diferentes niveles de desarrollo en los países afectado. Haití, por ejemplo, se vio obligado a depender de la asistencia de la ONU para hacer frente a las secuelas del terremoto, sin embargo, en Japón, el terremoto, seguido de un maremoto, causó el menor daño posible a pesar del numero de victimas gracias a sus infraestructuras.

Recientemente, a finales del pasado mes de diciembre, ha habido un poderoso terremoto de magnitud 6,9 producido en la república rusa de Tuvá, causando graves daños, aunque no hubo víctimas.

Por su parte, la tasa de los últimos terremotos de menor tamaño, pero que siguen siendo fuertes ya que son temblores de magnitud entre 7.0 y 8.0 grados, se encuentra cerca de su promedio histórico.

Así, la conclusión del estudio de los sismólogos de la universidad californiana de San Diego estima que es poco probable que aumente la tasa de los terremotos más grandes, por lo que tampoco es previsible que aumentasen los de rango inferior, lo que sugiere que en apariencia los últimos grandes terremotos son simplemente un aumento al azar, y no una tendencia creciente.

No obstante, estos científicos hacen notar que aunque el riesgo de terremotos de gran magnitud no se ha incrementado recientemente, eso no significa que el riesgo sea menor y que el peligro deba ser ignorado, particularmente en zonas de elevado riesgo sísmico conocido.

Terremotos si, fin del mundo no

Así, en cuanto a si el mundo debe esperar grandes terremotos en 2012, o que el final del planeta esté cerca, como apuestan las predicciones mayas, no tienen ningún fundamento, ya que, como han analizado en su estudio los científicos norteamericanos, los grandes terremotos se producen casi todos los años, por lo que no hay nada especial sobre el año 2012, desde un punto de vista científico.