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Este martes 24 de julio tuvo lugar una alineación entre la Luna, Saturno, Marte y Espiga (la estrella más brillante de la constelación de Virgo) que ofreció una idea de la paradójica cercanía con que percibimos el cosmos que nos rodea.

La Luna, Saturno, Marte y Espiga (esta última la estrella más brillante de la constelación de Virgo), formaron este martes 24 de julio una curiosa alineación en la que cada uno tomó la posición de sendos vértices de un cuadro imaginario, un encuentro que si bien no es tan extraño, siempre se presenta como una buena oportunidad para atisbar el cosmos y reconocer a los personajes que participan en este movimiento.

Lo interesante de este acontecimiento es que los mencionados cuerpos celestes aparececieron más cercanos de lo que en realidad se encuentran pues, como sabemos, los cuatro se encuentran alejados por distancias en cierta forma inconcebibles, sobre todo en el caso de Espiga, cuya luz tarda 263 años en llegar a nosotros.

Y este es, quizá, el principal atractivo del espectáculo, que nos dió una idea más o menos clara, aunque paradójica, de la dualidad cercanía/lejanía con que nuestra percepción intenta comprender el universo.