Fluor en el agua
Desde hace décadas que en Chile se adiciona flúor al agua potable, ello como una medida de salud pública efectiva y de bajo costo que ayude a la población en la protección de la dentadura previniendo la formación de caries. Así se ha implementado la fluoración del agua progresivamente, en 14 de las 15 regiones, alcanzando hasta ahora una cobertura cercana al 72% de la población. Pese a que en nuestro país existe una norma determinada que cifra la dosis de fluor dentro del rango de 0,6 y 1 miligramo por litro, voces provenientes de la ciudadanía y del mismo sector médico alertan sobre daños severos en la salud de la población y el medio ambiente provocado por la acumulación de este elemento. Bajo la óptica de sus detractores, el flúor en altas dosis puede dañar progresivamente el sistema digestivo, sistema nervioso, aumentar el desarrollo de la osteoporosis en las mujeres y hasta se le asocia a la proliferación de algunos cánceres.

Según cita el Reglamento de los Servicios de Agua Destinados al Consumo Humano Decreto Nº735, "la Secretaría Regional Ministerial de Salud respectiva podrá disponer que un servicio de agua potable fluorure el agua que distribuye, cuando la población a la que provee presente altos indicadores de caries dentales y el nivel de fluoruros naturales presentes en su agua sea inferior de 0,5 mg/l. Así el ión fluoruro a mantener en las redes de distribución, deberá estar dentro del rango de 0,6 y 1,0 mg/l". ¿Pero realmente podemos cuantificar su ingesta? si pensamos que no sólo diariamente consumimos el flúor adicionado en el agua potable, sino que usamos pastas dentales, enjuagues bucales y además consumimos alimentos procesados que contienen también este elemento?

Acogiendo la inquietud de nuestros auditores, que nos solicitaron investigar y difundir este tema, la periodista Pamela Suárez entrevistó en Efecto Invernadero al doctor Enrique Paris Mancilla actual Presidente Nacional del Colegio Médico de Chile.