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El servicio de inteligencia israelí, el Mossad, ha desplegado un gran número de fuerzas en la región del Kurdistán iraquí para que lleve a cabo actos de espionaje, encubiertos bajo empresas comerciales.

Según fuentes locales, los espías israelíes cuentan con equipamiento sofisticado para realizar escuchas ilegales de conversaciones de las autoridades iraquíes, entre otras.

Asimismo, han sacado a luz la colaboración de la región autónoma de Irak con el régimen de Israel en áreas de seguridad y militar, de tal forma que un grupo de agentes de Pesha Merga (fuerzas militares kurdas) ha sido enviado a los territorios ocupados palestinos para recibir entrenamiento.

De acuerdo con el periodista estadounidense Wayne Madsen, el inicio de las actividades del Mossad en el Kurdistán iraquí se remonta al 2003, año de la invasión de Estados Unidos a Irak.

A juicio de analistas políticos, las relaciones del Kurdistán iraquí y el régimen de Tel Aviv son la continuación del estrecho nexo entre las autoridades israelíes y Mustafa Barezani, padre de Masud Barezani, actual presidente de la región autónoma kurda de Irak; vínculos que prosiguen tras la caída del régimen del dictador Saddam Husein en 2003.

Con fecha anterior, el diario francés Le Figaro había informado que el Mossad había incrementado sus actos de espionaje en el norte del territorio árabe.