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No existe ningún otro producto con una carga fiscal parecida. El 85,92% del precio final de un paquete de Marlboro son impuestos. De 80 céntimos que cuesta a 4,65 que se vende.

Una de las herramientas recaudatorias más poderosas que tiene el Estado son los llamados impuestos especiales. El especial es un tipo de impuesto que se grava sobre determinadas mercancías. El Gobierno los utiliza para recaudar cuantiosos fondos al tiempo que se sirve de ellos para hacer política. Este es el caso del sobredimensionado impuesto que cae sobre bienes como el tabaco, que soportan una carga fiscal del 85%.

La realidad es muy otra. Cuando sobre un producto recaen impuestos excesivos lo habitual es que la venta de ese producto se sumerja. El contrabando de ciertos bienes es consecuencia directa de la fiscalidad. No es casualidad que la venta ilegal de tabaco se haya disparado en España en el último año. Sólo durante el primer semestre de 2012 creció un 28,7%. Este dato, extraído de las confiscaciones que realizaron la Guardia Civil y la Agencia Tributaria en ese periodo, permite hacerse una idea de la gravedad de un problema del que el Gobierno no quiere hablar.

Pero, ¿cuántos impuestos paga el tabaco como para que compense arriesgarse a venderlo ilegalmente? Muchos, más de los que los fumadores se imaginan. Tomemos un paquete de la marca Marlboro, una de las más consumidas de España. 20 cigarrillos de esta marca en el estanco cuestan 4,65 euros y 4,8 euros en la máquina expendedora de un bar. Si no hubiese impuestos de ningún tipo la cajetilla costaría 82 céntimos, que es lo que a las tabaqueras les cuesta producir y distribuir estos cigarrillos añadiendo a la operación los márgenes comerciales correspondientes.

A partir de aquí y hasta los 4,65 del precio de venta al público todo son impuestos. Sobre el tabaco recaen tres impuestos distintos: el IVA, el impuesto específico sobre la marca y el tipo de valor y el impuesto especial sobre las labores del tabaco. En el caso del paquete de Marlboro del ejemplo se distribuirían de la siguiente manera

- 2,49
euros de impuesto especial
- 55
céntimos de impuesto específic
- 80 céntimos de IVA

Los impuestos van calculándose los unos sobre los otros, de manera que el IVA no se aplica sobre el precio del producto sin impuestos, sino sobre el precio final resultante tras haber gravado el bien con el específico y el especial.