Traducido por el equipo de es.SOTT.net

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© Yuko Shimizu

El mes pasado, en San José, California, 21 personas fueron atendidas por quemaduras después de caminar descalzos sobre brasas, como parte de un evento llamado "Desata el poder de adentro", protagonizada por el orador motivacional Tony Robbins. Si usted es como yo, una réplica cínica podría sugerirse: ¿Qué, exactamente, esperaban que pasaría? De hecho, hay un secreto simple para "caminar sobre el fuego": el carbón es un mal conductor de calor a las superficies circundantes, incluyendo la carne humana, por lo que con pasos rápidos y ligeros, por lo general, todo irá bien.

Pero el señor Robbins y sus acólitos tienen poco tiempo para la física. Para ellos, todo es una cuestión de mentalidad: cultivar la creencia de que el éxito está garantizado, y todo es posible. Un participante chamuscado, pero sin inmutarse le dijo a The San Jose Mercury News: "Yo no estaba en mi estado máximo." ¿Y si todo esta positividad es parte del problema? ¿Y si estamos tratando demasiado duro de pensar positivamente y podríamos, mejor, reconsiderar nuestra relación con las emociones y situaciones "negativas"?

Considere la técnica de la visualización positiva, materia prima, no sólo de seminarios del estilo de Robbins, sino también de los retiros de formación de equipos corporativos y los bestsellers de negocios. Según una investigación realizada por la psicóloga Gabriele Oettingen y sus colegas, visualizar un resultado exitoso, en determinadas condiciones, puede hacer que la gente tenga menos probabilidades de lograrlo. Llevó a sus participantes experimentales a la deshidratación y luego pidió a algunos de ellos que imaginaran un refrescante vaso de agua. Los visualizadores de agua experimentaron un marcado descenso en los niveles de energía, en comparación con los participantes que participaron con fantasías negativas o neutrales. Imaginar su objetivo parecía privar al los visualizadores de agua de su 'levantarse e ir', como si ya huebieran conseguido su objetivo.

O lo de hacer afirmaciones, esas consignas alegres destinadas a levantar el estado de ánimo del usuario, mediante la repetición de las mismas: "¡Yo soy una persona adorable!" "¡Mi vida está llena de alegría!" Psicólogos de la Universidad de Waterloo concluyeron que tales declaraciones hacen que las personas con baja autoestima se sienten peor - sobre todo porque decirte a ti mismo que eres adorable puede provocar el malhumorado contra-argumento interno de que, en realidad, no lo eres.

Incluso el establecimiento de metas, la ubicua técnica de motivación de los administradores en todas partes, no es una gran ayuda indiscutible. Fijarse con demasiada fuerza en los objetivos puede distorsionar la misión general de la organización, en un esfuerzo desesperado por cumplir algún objetivo excesivamente estrecho, y la investigación de varios profesores de escuelas de negocios sugiere que los empleados que se consumen con las metas son más propensos a los atajos poco éticos.

Aunque gran parte de esta investigación es nueva, la idea esencial no lo es. Los antiguos filósofos y maestros espirituales entendían la necesidad de equilibrar lo positivo con lo negativo, el optimismo con el pesimismo, la lucha por el éxito y la seguridad con la apertura a la insuficiencia y la incertidumbre. Los estoicos recomendaban "la premeditación de los males", o visualizar deliberadamente el escenario del peor de los casos. Esto tiende a reducir la ansiedad por el futuro: cuando sobriamente imaginas lo mal que las cosas podrían ir en la realidad, por lo general, concluyes que podrás hacerle frente. Además, señalaban, imaginar que podrías perder las relaciones y posesiones que disfrutas actualmente aumenta tu gratitud por tenerlas ahora. El pensamiento positivo, por el contrario, siempre se inclina hacia el futuro, haciendo caso omiso de los placeres presentes.

La meditación budista sin duda, también, trata de aprender a resistir a la tentación de pensar en positivo - a dejar que las emociones y sensaciones surjan y pasen, sin importar su contenido. Incluso podría haber ayudado a esos agonizantes 'caminantes sobre fuego'. Un entrenamiento muy breve en meditación, según un artículo de 2009 en The Journal of Pain, trajo una reducción significativa en el dolor - no al ignorar las sensaciones desagradables, o negarse a sentirlas, sino volteándose hacia ellas sin hacer juicios.

Desde esta perspectiva, la alegría incesante del pensamiento positivo se empieza a parecer menos a una expresión de alegría y más a un esfuerzo agotador para erradicar cualquier rastro de negatividad. La sonrisa característica del Sr. Robbins empieza a parecerse a un rictus. Un pensador positivo no puede relajarse, no sea que la consciencia de la tristeza o el fracaso se haga lugar. Y decirte a ti mismo que todo debe funcionar es una mala preparación para esos momentos en los que no sucede así. Tu puedes intentar, si insistes, de seguir el famoso consejo de autoayuda de eliminar la palabra "fracaso" de tu vocabulario - pero luego vas a tener un vocabulario inadecuado cuando el fracaso golpea.

La crítica social Barbara Ehrenreich ha argumentado persuasivamente que el enfoque de todo-positivo, con su rechazo a la posibilidad de fracaso, ayudó a traer a nuestras crisis financieras actuales. La evidencia psicológica, respaldada por la sabiduría antigua, ciertamente sugiere que esa no es la receta para el éxito como pretende ser.

El Sr. Robbins alienta a los 'caminantes sobre fuego' a pensar en las brasas como "musgo fresco." He aquí una idea mejor: pensar en ellos como brasas. Y como un capitán de bomberos de San Jose, él mismo un sabio filósofo, dijo a The Mercury News: "Desalentamos a la gente a que camine sobre carbones calientes."