¿Qué haces cuando tienes un problema? ¿Tiendes a enfrentarlo inmediatamente, sin pensar demasiado en las consecuencias de tus acciones, o prefieres esconderlo durante días esperando a que se solucione por sí solo? Un estudio realizado en la Universidad de Illinois nos advierte que, cuando intentamos esconder o suprimir nuestras emociones en el momento de lidiar con las situaciones problemáticas, nuestros niveles de ansiedad pueden dispararse.

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Para llegar a estas conclusiones los investigadores reclutaron a 179 personas, que debieron llenar una serie de cuestionarios donde se valoraba cómo manejaban sus emociones y el grado de ansiedad que mostraban ante determinados problemas. Al analizar los resultados, los psicólogos apreciaron que las personas que aplicaban la reevaluación cognitiva eran capaces de reducir la ansiedad vinculada a los problemas. Al contrario, quienes reprimían sus sentimientos e intentaban dar largas al problema, veían cómo su ansiedad aumentaba.

¿Qué es la reevaluación cognitiva?

Como su nombre lo indica, reevaluar una situación implica analizar el problema desde una perspectiva diversa, volver sobre nuestros pasos y ver si se nos ha escapado algún detalle significativo en el camino. Obviamente, esta estrategia es propia de las personas proactivas; es decir, de aquellas que tienden a enfrentar los problemas.

Pero será mejor que demos un paso atrás para comprender mejor esta técnica. Cuando nos enfrentamos a una situación, realizamos una evaluación de la misma. Como podrás suponer, esta evaluación nunca es 100% objetiva ya que siempre interfieren aspectos como nuestra experiencia, emociones, expectativas, creencias, actitudes...

A partir de los datos que obtenemos del medio y de nuestro propio background, nos formamos la idea de lo que es el problema que tenemos que enfrentar. En ocasionesformulamos mal el problema porque no queremos o no somos capaces de reconocerlo, otras veces lo formulamos bien pero nos faltan datos para lograr solucionarlo. Tanto en un caso como en el otro, si fingimos que el problema no existe y reprimimos nuestros sentimientos, solo lograremos crear un círculo vicioso que alimente la ansiedad.

Al contrario, si volvemos sobre nuestros pasos y reevaluamos la situación inicial desde otra perspectiva, podremos encontrar nuevas pistas que nos permitan seguir adelante y esto nos ayudará a reducir la ansiedad vinculada al problema.

¿Cómo aplicar la reevaluación cognitiva?

En primer lugar, recuerda que las emociones no son tu enemigo, no intentes reprimirlas. Al contrario, experiméntalas con total libertady ponles un nombre. Saber cómo te sientes respecto al problema que tienes delante te dará una ventaja porque te permitirá asumir una actitud más objetiva.

En segundo lugar, vuelve sobre tus pasos, para ello puede ser de ayuda que te plantees algunas de estas preguntas:

- ¿El problema que me he planteado es el verdadero problema? Puede parecer una verdad de Perogrullo pero lo cierto es que muy pocas veces acertamos en la formulación del problema, ya sea por miopía o por miedo a enfrentar lo que ello equivaldría.

- ¿Qué detalles de la situación he pasado por alto? Te puede ser de ayuda escribirlos en un papel, por muy nimios que puedan resultarte.

- ¿Con qué recursos cuento ahora mismo para solucionar el problema? Puede ser que en los últimos días o semanas tu situación haya cambiado y no lo hayas tenido en cuenta.

- Si yo fuera... (otra persona), ¿cómo resolvería el problema? A menudo ponerse en el lugar de otra persona, que tiene una forma de enfrentar la vida completamente diferente a la tuya, te permite ver la situación desde otra perspectiva.

Fuente: Llewellyn, n. et. Al. (2013) Reappraisal and Suppression Mediate the Contribution of Regulatory Focus to Anxiety in Healthy Adults. Emotion; 13(4): 610-615.