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Las pinturas están bien conservadas luego de más de 40.000 años.
Investigadores descubrieron que un grupo de pinturas prehistóricas en el occidente de Australia mantienen la intensidad de sus colores porque están, literalmente, vivas.

Algunas pinturas rupestres van perdiendo sus colores después de cientos de años.

Pero las "pinturas de Bradshaw". siguen con sus colores brilllantes después de al menos 40.000 años.

Jack Pettigrew de la Universidad de Queensland en Australia mostró que las pinturas fueron colonizadas por bacterias y hongos multicolores.

Esas "biopelículas" pueden explicar las dificultades experimentadas anteriormente al intentar establecer la fecha en que se llevaron a cabo.

Caníbales

El profesor Pettigrew y sus colegas estudiaron 80 de las pinturas rupestres de Bradshaw, nombradas en honor del naturalista del siglo XIX que primero las identificó.

El equipo se refiere al fenómeno como "pigmentos vivientes".

"Es una metáfora para explicar que los pigmentos de la pintura original han sido reemplazados por microorganismos pigmentados", aseguró Pettigrew a a la BBC.
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Los hongos reemplazaron los pigmentos originales de las pinturas.
Sucesivas generaciones de hongos han canibalizado a sus antecesores, reteniendo siempre los patrones que originalmente dibujaron los habitantes prehistóricos de esas cuevas australianas.

Se cree que los actuales hongos son descendientes directos de los microorganismos que hace 40.000 años se asentaron en las pinturas de Bradshaw.

No se conoce cuál es la especie exacta de hongos que son responsables de los brillantes colores de las pinturas.

El profesor Pettigrew dijo que las duras condiciones climáticas de la calurosa región de Kimberley, en donde se encuentran las pinturas, podrían dificultar nuevas investigaciones.