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Randy Schekman en una imagen difundida por la organización del Premio Nobel
"Son como diseñadores de moda o la cultura del bonus de Wall Street". La comparación puede parecer sorprendente refiriéndose a la elite de las revistas científicas, pero eso es lo que ha hecho el Nobel de Medicina 2013 Randy Schekman, que ha declarado el boicot a publicaciones como Nature, Science o Cell por el daño que a su juicio le están haciendo a la ciencia.

En un artículo publicado en el diario británico The Guardian coincidiendo con la ceremonia de entrega de los Nobel en Estocolomo, Schekman ha lanzado un duro alegato contra la política de publicación de estas revistas, las más prestigiosas de su campo, porque considera que priman más el impacto que puedan tener los estudios que recogen que su propia calidad.

Y cita, entre otros problemas, que muchos de los responsables de estas publicaciones no son científicos en activo, sino profesionales del mundo editorial, más preocupados por el eco que van a tener que por el contenido científico propiamente dicho.

Los principales editores de Nature y Science ya le han respondido, en declaraciones al mismo diario británico, asegurando que su principal preocupación es la divulgación científica ("no el eco mediático que puedan tener los artículos") y que tienen un amplio equipo editorial de revisores para seleccionar los trabajos que publican.

"Yo mismo he publicado en las grandes marcas, incluyendo alguno de los paper [estudios científicos] que me valieron el Nobel, pero ya nunca más", asegura el biólogo de la Universidad de Berkeley, que este mismo año compartió el galardón en la categoría de Medicina con James Rothman y Thomas Südhof por sus trabajos sobre la biología de la célula.

Schekman critica que el restringido número de estudios que seleccionan estas "revistas del lujo" hace que se parezcan mucho a "diseñadores de moda que hacen una edición limitada de bolsos" porque saben que eso genera demanda. Pero también compara el negocio editorial científico con la cultura bursátil del bonus, "y todos sabemos las consecuencias que esos incentivos distorsionadores han tenido en la banca y las finanzas".

El investigador admite que no publicar en esas revistas puede suponer un problema para muchos científicos, cuyo acceso a becas y proyectos depende en gran medida de en qué revistas hayan aparecido sus trabajos. Por eso pide a la comunidad científica, a sus colegas y universidades que abracen también este boicot. A cambio, propone, existe un amplio abanico de revistas de difusión gratuita (él mismo es editor de una de ellas), que aceptan los textos por su calidad científica, "sin mayúsculas artificiales".

Su alegato no deja títere con cabeza y también arremete contra el llamado factor de impacto, que mide el número de veces que algún artículo es citado. Aunque como Scheker apunta, estas citas pueden deberse a que sea un buen trabajo, pero también a que sea llamativo, provocador o, incluso, erróneo. De hecho, cita algunos de los ejemplos más llamativos en los que revistas como Science se han visto obligadas a retractarse tras publicar algún estudio fraudulento o con errores.

"Igual que Wall Street necesita romper con la cultura del bonus, los científicos debemos romper con la tiranía de las revistas de lujo. El resultado será una investigación mejor que sirva a la ciencia y a la sociedad", concluye.