Cerca de un millar de personas resultaron heridas la semana pasada en Rusia cuando explotó un meteorito en algún lugar de los Montes Urales. Pero estos fenómenos cósmicos sin explicación no son nada nuevo en esta cadena montañosa: hace 54 años, al norte de los Urales, tuvo lugar unos de los misterios sin resolver más fascinantes de la edad moderna.

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© Motherboard Vice.comEsta foto, de un carrete encontrado, muestra al grupo montando su último campamento el 2 de febrero de 1959.
Lo que ahora se conoce como el incidente del Paso Diatlov es bastante fácil de justificar: de un grupo de diez esquiadores, nueve perecieron en medio de una excursión en condiciones de 30° bajo cero. Pero los detalles del caso, basados en su mayoría en los diarios de los implicados y grabaciones de investigaciones soviéticas, son escalofriantes: al parecer, la noche del 2 de febrero de 1959 los miembros del grupo desgarraron la tienda de campaña desde dentro y se adentraron en la tundra llevando puesto nada más lo que llevaban para dormir.

Tres semanas después, se encontraron cinco cuerpos en una ladera a unos cien metros más abajo del campamento. Se tardaron dos meses más en encontrar los otros cuatro cuerpos, que curiosamente iban vestidos con prendas de los cinco cuerpos descubiertos anteriormente. Cuando realizaron pruebas, dichas prendas revelaron tener altos niveles de radiación.

A pesar de esto, y de lesiones graves internas como cráneos fracturados y costillas rotas, los investigadores rusos informaron de que no habían hallado pruebas de que se hubieran dado forcejeos y, rápidamente, cerraron el caso.

El grupo lo formaban estudiantes y graduados de la Universidad Técnica Estatal de los Urales, todos ellos con experiencia en expediciones similares. El viaje lo organizó Igor Diatlov, de 23 años, con el objetivo de explorar el pico de Ortoten y la cordillera norte de los Montes Urales. Comenzó el día 28 de enero de 1959. Yury Yudin, el único superviviente, se puso enfermo, quedándose atrás en un pueblo. Los nueve restantes siguieron el camino y de acuerdo con las fotografías que se revelaron de los carretes encontrados, el equipo de Diatlov montó el campamento el 2 de febrero por la tarde, en las laderas de la montaña, al lado de Ortoten.

Los indígenas mansi de la zona conocen la montaña como Kholat Syakhl, que supuestamente se traduce como "pico de la muerte," aunque con una historia como ésta, un detalle tan espeluznante me hace ser algo escéptico. Aun así, la decisión de acampar donde lo hicieron no tiene mucho sentido. El grupo acampó a una milla de una cumbre rodeada de árboles que al menos les hubieran resguardado un poco de las condiciones bajo cero. Tampoco parecía que fueran cortos de tiempo, lo que hace que montar el campamento en la cara de la montaña en vez de en un bosque cercano sea cuestionable, aunque no del todo indefendible.

"Diatlov probablemente no quería perder la distancia que habían cubierto; eso o decidió practicar acampada en la vertiente", le dijo Yudin al St. Petersburg Times en 2008.

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© WikimediaYudin abraza a Dubinina antes de abandonar la expedición.
Esa acampada sería la última del grupo. Previamente Diatlov había dicho que el equipo esperaba estar de vuelta el 12 de febrero de ese mismo año, aunque añadió que existía la posibilidad de que se alargase. No fue hasta el 20 de febrero que se dio la alarma. El campamento lo encontró el día 26 un grupo de búsqueda compuesto por voluntarios y equipos de rescate.

Cuando llegaron, los investigadores observaron que las tiendas de campaña habían sido rajadas desde dentro, y las huellas de ocho o nueve personas abandonando el campamento vertiente abajo en dirección a la cumbre de árboles. Según los investigadores, los montañistas dejaron atrás los zapatos y el equipo, y las huellas sugerían que iban descalzos o que sólo llevaban calcetines. En otras palabras, tenían mucha prisa por salir de ahí corriendo. Pero las pruebas de la presencia de otras personas o peleas entre ellos eran inexistentes.

Los dos primeros cuerpos se encontraron bajo un pino gigante. La arboleda estaba a una milla de distancia, y los investigadores apuntaron que las huellas desaparecían a algo más de medio camino. Esto podría deberse a las condiciones climáticas de las tres semanas que tardaron en encontrarles. Los dos cadáveres sólo llevaban ropa interior y estaban descalzos. De acuerdo con los informes, el pino en cuestión tenía ramas rotas, lo cual sugería que habían intentado escalarlo. También había restos de una hoguera en los alrededores.

Tres cuerpos más, incluyendo el de Diatlov, se encontraron en puntos entre el campamento y el gran árbol. Los cuerpos se encontraron de tal manera que daba la impresión de que volvían hacia el campamento. Uno de los miembros, Rustem Slobodin, tenía el cráneo fracturado, aunque los médicos no lo declararon como un golpe fatal, y la investigación se cerró después de que los médicos constataran que los 5 habían fallecido por hipotermia.

Pasaron dos meses antes de que los demás cuerpos fueran encontrados bajo 3,5 metros de nieve en un barranco a 30 metros del árbol. Dejando a un lado el inexplicable comportamiento de los anteriores cinco miembros del grupo, fue el descubrimiento de este cuerpos lo más espantoso. Los cuatro sufrieron muertes traumáticas, a pesar de no haber señales externas. Uno de ellos, Nicolas Thibeaux-Brignollel, tenía el cráneo fracturado. Alexander Zolotariov tenía las costillas rotas. Ludmila Dubininina además de las costillas rotas, no tenía lengua.

Es probable que el grupo estuviera buscando ayuda (a pesar de estar en medio de la nada, sin equipo y a temperaturas bajo cero) cuando cayeron por el barranco. Pero eso no explica lo de la lengua de Dubinina. Y aunque en su momento hubo quienes dijeron que el grupo fue atacado por indios Mansi, los médicos forenses determinaron que los golpes habrían requerido de una fuerza sobrehumana, en especial considerando que no existían pruebas de traumas externos.

"Era el equivalente a un accidente de coche", dijo Boris Vozrozhdenny, uno de los doctores asignados al caso, según los documentos confidenciales analizados por el Times.

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© SPTimes, RussiaFoto de los investigadores donde se observa el estado de la tienda de campaña del grupo.
Pero las cosas se vuelven aún más extrañas. Los últimos cuatro estaban mejor equipados que los primeros cinco, y al parecer se habían llevado con ellos las prendas de los muertos. Zolotariov, por ejemplo, fue encontrado con el abrigo y el sombrero de Dubinina, mientras que ella llevaba en el pie un pedazo de los pantalones de lana que había llevado uno de los dos muertos encontrados bajo el pino. Para aumentar el misterio, los estudios realizados en las prendas encontradas en el último grupo revelaron que eran radioactivas.

Es difícil explicar esta radioactividad, pero el resto del caso tiene una explicación mucho más creíble que la hipótesis de alienígenas y experimentos nucleares que a muchos les gusta creer. El "desnudo paradójico" es un fenómeno registrado en aquellos que sufren de hipotermia, algo así como un delirio. La explicación más probable para el desastre es que el campamento del equipo quedó sepultado en una avalancha, lo que explicaría los cortes en la tienda y, posiblemente, parte del trauma. Si el equipo permaneció enterrado largo tiempo, es probable que hubieran comenzado a sufrir de hipotermia, lo que explicaría por qué salieron en busca de ayuda sin su equipo. La muerte de cinco miembros del equipo por exposición al frío sugiere que éste sería el escenario más verosímil.

Pero la radioactividad que se encontró es, realmente, un elemento extraño en esta historia, como también lo es el manejo de la investigación. Los documentos relacionados con el caso fueron clasificados como confidenciales al cerrarse el caso, y no se volvieron a abrir hasta los años 90. Llevo algún tiempo interesado en este caso y he intentado conseguir más información, pero mis solicitudes de información a las distintas agencias de inteligencia estadounidenses no han servido para nada. La verdadera causa del incidente sigue siendo una mera especulación, pero las entrevistas realizadas al líder de la investigación, Lev Ivanov, cuando los registros fueron reabiertos, confirman aún más lo extraño del caso.

Ivanov fue el primero en notar que los cuerpos y el equipo tenían rastros de radioactividad. Dijo que el contador Geiger que llevaba con él enloqueció en el campamento. También dijo que los oficiales soviéticos le pidieron que cerrara el caso, a pesar de los informes de que "esferas brillantes voladoras" fueron vistas por la zona en febrero y marzo de 1959.

"En aquel momento tuve mis sospechas, y hoy estoy casi seguro que esas esferas voladoras tenían una conexión directa con la muerte del grupo", dijo Ivanov al periódico kazajo Leninsky Put, en una entrevista desenterrada por el Times.

Otro grupo de estudiantes, acampando a unos 45 kilómetros del otro grupo, informó haber visto cosas similares en su momento. En un testimonio, uno de ellos dijo haber visto "Un cuerpo circular y brillante volando sobre el pueblo, desde el suroeste y hacia el noreste. El disco volador era prácticamente del tamaño de la luna cuando está llena, estaba rodeado por un halo de luz azul y blanca. El halo brillaba con destellos como si se trataran de relámpagos vistos a distancia. Cuando el cuerpo desapareció en el horizonte, el cielo permaneció iluminado en ese punto durante varios minutos".

La teoría más aceptada, teniendo en cuenta el secretismo, la radioactividad, y la apariencia de los cuerpos, que fueron descritos como "fuertemente bronceados" por un joven que asistió a sus funerales, es que el grupo terminó en una zona de pruebas militares. Pero, asumiendo que los informes fueran ciertos, no se sabe qué ocasionó las fracturas.

Es posible que uno de los miembros viera una luz extraña en el cielo y todos se alteraran, corriendo para salvar sus vidas, pero no existen pruebas de una explosión en la región, lo que parece descartar una prueba nuclear o algo similar. Aun así, tampoco existe una explicación para las fracturas de los cráneos. Algunas podrían ser explicadas por la caída al barranco, pero Slobodin fue encontrado con una fractura de camino al campamento.

El hecho de que se encontraran restos de una fogata parece sugerir que algunos miembros del grupo todavía tenían control de sus facultades mentales. La psicosis no es un efecto registrado por exposición a la radiación, pero esto no explica por qué el grupo parecía haber huido sin el equipo. ¿Fue un accidente o un encubrimiento? La historia más simple es quizá la mejor: el equipo quedó sepultado por una avalancha y, delirando a causa de la hipotermia, salió a buscar ayuda. Las avalanchas son increíblemente poderosas, y quedar atrapado en una podría fácilmente resultar en el tipo de trauma encontrado en el grupo.

Sin embargo, el cierre de la investigación original convirtió este incidente en uno de los ejemplos favoritos de conspiranoicos y cazadores de extraterrestres. La verdad es que es una historia fascinante. Ivanov, el investigador, falleció hace ya un tiempo, y a menos que se descubran o se abran más registros militares (cosa que algunos siguen exigiendo), la información actual no es suficiente para demostrar lo contrario. Mientras tanto, el misterio del Paso de Diatlov seguirá sin resolverse.