La vida ancestral de nuestros antepasados, repleto de actividades físicas prolongadas de baja intensidad mezcladas con esfuerzos periódicos muy intensos de corta duración, realmente representan un régimen eficaz para el entretenimiento. Incluso por sus hábitos alimentarios el modelo de vida del hombre prehistórico es muy valioso.
Sochi
© AFP

Los juegos olímpicos de Sochi 2014 no sólo captan la atención mundial por las destrezas sobre hielo de los atletas sino también instalaron el debate sobre el entrenamiento olímpico. El personal trainer Daniel Tangona y otros especialistas lo analizan para Infobae.

Cada vez que disfrutamos de las competencias que ofrecen los juegos olímpicos de invierno de Sochi 2014 se aprecia profesionalismo y disciplina en cada movimiento y destreza de los deportistas sobre el hielo. Ya sea sobre esquíes, patines, snowboard o luge, una especie de trineo para descenso entre montañas de nieve.

Ahora sí: tener éxito olímpico requiere una preparación deportiva física y mental que supera a la de los demás. Hay que entrenarse no sólo con pasión sino -y sobre todo- mantener una disciplina rígida y "a prueba de fallas".

El sitio especializado sobreentrenamiento.com resume la idea: aunque cada atleta se prepara específicamente para las demandas fisiológicas de su prueba, todos tienen una característica en común: son Homo sapiens.

Al debate sobre el entrenamiento olímpico fue revelador el aporte del profesor Daniel Boullosa, investigador de la Universidad Católica de Brasil y autor principal del estudio "Do Olympic Athletes Train as in the Paleolithic Era?" (¿Pueden los atletas olímpicos entrenar como en la era Paleolítica?)

"El entrenamiento de un deportista hoy está muy vinculado a las exigencias competitivas y poco a las modificaciones de su estilo de vida que son las que afectarán positivamente su adaptación fisiológica", escribió Boullosa.

El clave es maximizar la eficacia del entrenamiento de acuerdo con las exigencias del deporte en cuestión.

La historia pesa

El personal trainer Daniel Tangona certificado por la National Council on Strength & Fitness de Estados Unidos explica: "Como resultado de la evolución, los cambios genéticos ocurren demasiado despacio en los Homo sapiens".

La vida ancestral de nuestros antepasados, repleto de actividades físicas prolongadas de baja intensidad mezcladas con esfuerzos periódicos muy intensos de corta duración, realmente representan un régimen eficaz para el entretenimiento. Incluso por sus hábitos alimentarios el modelo de vida del hombre prehistórico es muy valioso.

"La dieta en general de esa época constaba de reducir ligeramente el consumo de carbohidratos y mantener -o incluso elevar- el consumo de proteínas y grasas, refuerza Tangona".

Y como desarrolló Boullosa en su estudio: "cuanto más parecido sea el estilo de vida del deportista moderno al de sus antepasados, las adaptaciones al entrenamiento serán mejores y, por lo tanto, el rendimiento también".

Rutinas olímpicas

Poder hacer los movimientos tan especializados que realizan los atletas olímpicos requiere de ejercicios "a medida" según las actividades que se practican, y no sólo según el modelo ancestral.

El replicar los movimientos de los deportes se lo llama el "principio de especificidad del entrenamiento", precisa el entrenador profesional Jorge "Conejo" Brambati.

"Para reflejar el mismo movimiento, se analiza el deporte en cuestión, pero primero siempre es necesario una etapa de preparación general: ya sea de fuerza, resistencia, flexibilidad o en habilidades motoras generales similares al deporte", añadió Brambati. Este proceso se lo conoce como entrenamiento funcional.

Después del entrenamiento funcional, hay que embarcarse en el entrenamiento específico para el deporte en cuestión. Por ejemplo, un esquiador de snowboard tiene que usar y desarrollar determinados músculos para dar vueltas en el aire, pero no es necesario siempre practicarlo en el aire", explica el entrenador.

"Hacer abdominales específicos en una voltereta sería muy difícil, por ejemplo hacer tres series de 15 abdominales girando en el aire. Se hacen abdominales desde todos los ángulos". En general, continuó, hay que hacer ejercicios dinámicos primeros y luego pasar a los ejercicios isométricos que son similares a la situación del deporte", concluye Brambati.

La comida

Hacer tanta actividad física exige sumarse a una dieta rígida. Mantener el equilibrio con respeto a los carbohidratos es clave, tal como lo hicieron los antepasados, pero la ingestión de calorías es altísima. Un atleta puede comer promedio entre 3.500 y 4.000 calorías por día.

Adicionalmente, un atleta profesional debe incorporar suplementos de acuerdo a su deporte, aconseja Brambati. Los atletas que requieren mucha fuerza deben cargarse de proteínas, mientras los que se especializan en resistencias -los fondistas, por ejemplo- suelen consumir muchos carbohidratos.

El punto de ajustar el régimen de acuerdo al deporte en cuestión es crucial. Cada deporte impone exigencias únicas en el cuerpo.

El estudio de Boullosa advierte sobre la manía de los carbohidratos en la dieta de los atletas: "Aunque está comprobado que el carbohidrato en la dieta, es importante para responder a las demandas físicas de deportes muy intensos, también se ha demostrado que la señalización molecular necesaria para la adaptación muscular es mayor cuando se entrena con poca carga de carbohidrato en determinadas circunstancias".