azúcar
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En Estados Unidos y en muchos de los países occidentales se ha ido incrementando paulatinamente el consumo de azúcar a lo largo del tiempo. Y hoy en día el azúcar está presente en casi todo lo que consumimos, no solo en las bebidas o alimentos de sabor dulce, sino que también se pueden encontrar cantidades importantes de azúcar en aderezos para ensalada, salsas de jitomate, avena pre empacada, barras de granola, cereales de caja y frutas secas.

Las consecuencias asociadas a un alto consumo de azúcar van desde alteraciones en el metabolismo de los lípidos, problemas de sobrepeso y obesidad y el descontrol de la glucosa en sangre ocasionando diabetes tipo 2.

El exceso de azúcar en la sangre se convierte en triglicéridos por el hígado, los cuales de forma progresiva dañan los vasos sanguíneos. El alto contenido de triglicéridos en la sangre daña las paredes de venas y arterias, lo que hace que se pegue de forma más fácil el colesterol formando placas, las cuales impiden el libre flujo de la sangre a través de ellas. Esta condición aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y es factor previo a infartos.

Normalmente, se aconseja que no más del 10% del total de la calorías de la dieta provenga de azúcares simples, lo cual se traduce a un máximo de 25 - 30 g de azúcar al día, que es el equivalente a unas 5 - 6 cucharaditas diarias, cantidad que es superada ampliamente por el consumo promedio habitual.

El exceso de azúcar no es bueno para la salud por lo que cuidar y tratar de controlar la cantidad que consumimos diariamente es muy importante. Generalmente no somos conscientes de cuanto ingerimos de azúcar y excedernos es muy fácil. Aquí algunas recomendaciones para ayudar a bajar su consumo y llevar una alimentación más sana:

Prefiera una dieta baja en azúcares simples, es decir en la que se disminuya el consumo de azúcar como tal, así como de alimentos ricos en ella como: mieles, mermeladas, bebidas azucaradas, dulces, chocolates, postres y refrescos.

Revise las etiquetas con información nutricional y las listas de ingredientes de los productos y procure comprar alimentos sin azúcar añadida o que contengan fructosa, jarabe de maíz o mieles agregadas, de manera de reducir el azúcar derivado de alimentos elaborados industrialmente.

Utilice solo la mitad de azúcar en sus recetas o intente sustituirla por purés de frutas que ofrecen su fructosa natural y brindarán más nutrientes a su receta.

No agregue azúcar si no es necesario, al consumir cereales de caja con leche, al preparar licuados o purés de frutas.