Comentario: El tema que vamos a tratar es de actualidad, pero al mismo tiempo parece ser recurrente en la historia de la civilización humana. Esta recurrencia nos impulsa a pensar que estamos hablando aquí de rasgos humanos esenciales que pertenecen a nuestra naturaleza y, por otro lado, que estamos frente a dinámicas sociales que parecen apegarse a un patrón regular y que trascienden épocas y lugares. Se trata de las revoluciones.

Juntos vamos a explorar las dinámicas sociales que entran en escena cuando se desencadenan estos eventos, las causas que promueven el desarrollo de estos movimientos y por qué nunca terminan resultando como en un principio se esperaba. También veremos si existe una posibilidad de una revolución verdadera y cómo sería la misma.


A continuación, puedes escuchar el Podcast y también leer el siguiente artículo que es un resumen de los temas desarrollados en el Podcast como un complemento para el mismo.


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¿Por qué fallan todas las revoluciones?

Empecemos por decir que, aunque las revoluciones en la actualidad están a la orden del día, difundidas masivamente gracias a los avances tecnológicos, este es un fenómeno que permanece constante a través del paso del tiempo con sustanciales similitudes, aunque sí con diferencias formales dadas mayormente por el contexto de cada una.

Por mencionar algunas, podemos hablar de la Revolución Inglesa, la Revolución Francesa y la Revolución Rusa y las varias revoluciones de la historia que sirvieron más bien para satisfacer los intereses de ciertos grupos minoritarios y sirvieron como primer paso para establecer peores medidas para la población en general.

Lo mismo se vio en la revolución mexicana y los cambios de gobiernos que se dieron en la época de las diversas dictaduras latinoamericanas en que, si bien hubo un cambio de nombre y se ampliaron ciertas 'libertades', realmente no se solucionaron los problemas de fondo, como podemos ver claramente si observamos las condiciones actuales en las que nos encontramos.

¿Y qué hay con las revoluciones o protestas actuales? Sabemos que "quien olvida su historia está condenado a repetirla" y, hoy en día, al parecer venimos repitiendo patrones parecidos a los anteriores.
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© Museo del Louvre, París.La Libertad guiando al pueblo, pintura de Eugène Delacroix, erróneamente asociada a la Revolución de 1789, pese a que corresponde a los sucesos revolucionarios de 1830.
El ejemplo reciente más significativo quizás sea la llamada "Primavera Árabe" o lo que está sucediendo ahora, en Ucrania, donde se ve claramente una crisis orquestada desde el extranjero. El mecanismo es conocido, la inyección de una "oposición" financiada por grupos del exterior, motivar un clima de desestabilización económica y social, con el fin de derrocar al Gobierno actual y poner a algún títere más favorable y/o simplemente provocar un conflicto armado para fabricar una carrera armamentista y lucrarse con la misma.


Comentario: Para un desarrollo detallado de cómo se ha ido creando esta crisis en Ucrania no se pierda nuestro último Enfoque SOTT


Podemos ver que existe mucha manipulación y muchísimas mentiras, pero ¿Por qué empiezan estas revoluciones y protestas? ¿Acaso son meramente incitadas desde afuera o existe un sentimiento legítimo en las personas que las realizan?

Sin duda, estamos en tiempos de descontento social. Podríamos decir que el reclamo tras estas revoluciones y protestas es legítimo, justo y noble. De hecho, es posible que respondan quizás a un anhelo humano de convivir bien, en paz, en armonía. Quizás empezaron con un sentimiento real de emancipación y una búsqueda por mejorar las condiciones de vida, pero luego ciertos grupos de individuos se apropiaron de estos anhelos sociales, distorsionándolos, de manera que a la larga, el beneficio fuera sólo para ellos.

Sabemos, además, que la resistencia es inherente a un sistema opresor. Más allá de cualquier clase social, existe cierta noción o al menos una sensación de que la gran mayoría está 'oprimida' y esto necesariamente genera, como de manera automática incluso, una necesidad de resistencia o rebeldía en muchas personas. Pero la gran pregunta es ¿Por qué estas revoluciones o rebeliones nunca logran su cometido? Es cierto que a veces logran acabar con un Gobierno, o derrocar a un tirano, pero la realidad es bastante clara en este sentido, las revoluciones nunca logran un cambio sustancial, es decir, es la vieja historia de "conoce al nuevo jefe, igual (o peor) que el anterior".

Hay algunos puntos que pueden considerarse a la hora de empezar a comprender este hecho: es común que se alimente la fantasía de que todos los participantes en estas revoluciones comparten una "visión común", y en general esto no es así; más bien en los grupos hay todo tipo de sujetos: personas con un espíritu noble que realmente se preocupan y quieren "hacer algo", sujetos movidos por pulsiones internas que disfrazan con una narrativa revolucionaria (y aquí hay de todo, sujetos que sienten placer con la disidencia o perteneciendo a una minoría, sujetos que tienen delirios paranoides, sujetos en busca de emociones intensas, ...), agitadores con claras intenciones de desviar la atención de las verdaderas causas, ... etc. También entran en juego visiones individualistas y egoístas. Muchos se involucran porque finalmente les tocó ser víctimas directas de las políticas de un Gobierno o de los decretos de una tiranía; hasta entonces a su alrededor habían ocurrido todo tipo de situaciones alienantes que, como no les tocaban de cerca, no les había importado lo suficiente como para alzar la voz de alguna manera.

Entonces, parece que no hay tanta cohesión entre las personas, aunque todas se muevan juntas, y aunque en apariencia quieran lo mismo, realmente no es así. Existen diferentes grupos con diferentes agendas, y esto hace débiles a las revoluciones y las convierte en terrenos fértiles para incitar aún más disidencia y desviarlas hacia las circunstancias favorables para aquellos que detentan (o quieren) el "Poder".

Lo que nos lleva a un punto esencial, determinante, cuando hablamos del carácter endeble de las revoluciones, y este punto es la falta de conciencia o en todo caso la falta de conocimiento y entendimiento real de las dinámicas que subyacen al drama que el ser humano experimenta en los momentos previos a la revolución y durante la revolución misma.

La realidad es que se vivimos dentro de un sistema opresor en el que existe un grupo de individuos dominantes que tienen un poder sobre la mayoría de las masas. La manera en que detentan este poder es apropiándose del poder de las personas de valerse por sí mismas y a satisfacer sus necesidades más básicas en conjunto y en paz. Corporaciones y Gobiernos, se apropian de las tierras, por ejemplo, se apropian de los recursos y, por lo tanto, generan la necesidad de depender de ellos para poder sobrevivir. Se crea una relación de dependencia y la gente olvida su propia habilidad para hacer las cosas, lo que lleva al sometimiento.

No se trata necesariamente de un plan mundial de individuos súper inteligentes que conspiraron para formar un "Nuevo Orden Mundial", más bien, al parecer se trata de individuos con una actitud patológica que quizás no tengan ni la capacidad intelectual, ni la habilidad de cohesión (¿les recuerda a la falta de cohesión de los 'revolucionarios'? al parecer no es una coincidencia) como para llegar a elaborar semejante plan macabro. Pareciera que estos individuos están más bien guiados por un instinto muy básico de depredación, que los lleva a hacer cualquier cosa con tal de satisfacer sus deseos egoístas, ya sean estos el dinero, el sexo, el poder, el sufrimiento, etc.

Estos individuos son psicópatas. Personas que carecen de conciencia moral y a quienes realmente no les importamos más de lo que un ciervo le importa al leopardo. Sí, les importamos, pero sólo en la medida en que seamos su alimento, es decir, que sigamos alimentando su poder, mediante el cual pueden llegar a obtener lo que desean. Es por eso que desde SOTT, hablamos siempre de una Patocracia, es decir, un sistema creado y gobernado por ellos mismos para satisfacer su agenda. Cualquier cosa que se haga desde dentro del sistema es estéril, pues el sistema mismo tiene mecanismos de control que impiden que progrese, en parte por el trabajo que hacen para manipular, desviar la atención e imponer su propia visión del mundo, pero también como resultado inevitable de un sistema sin conciencia que, por ende, tiende naturalmente al caos.
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Y este es el tema de temas. Los malestares sociales por los que generalmente la gente protesta son las consecuencias de una mala gestión por parte de los individuos patológicos que están a cargo hoy. En este sentido, el revolucionario que conocemos es como un médico que trata de curar una enfermedad medicando al paciente para mitigar los síntomas. Realmente no sabe nada sobre qué cosa está provocando esos síntomas, así que en vez de tomarse el trabajo de investigar, analizar la información, contrastarla, en definitiva, comprender la enfermedad, se conforma con detener los síntomas. Y esto tiene un efecto letal sobre las revoluciones porque se construye todo el movimiento revolucionario confundiendo consecuencias con causas.

Medicar para mitigar los síntomas puede ser útil solamente si al mismo tiempo hay conciencia de la naturaleza de la enfermedad que subyace y se está trabajando para curarla. Y muchas veces medicar para paliar los síntomas de una enfermedad sin estar en conocimiento de su existencia, puede tener efectos devastadores, enmascarando la enfermedad misma y anestesiando al "paciente", evitando que los síntomas se detonen y se constituyan en una alerta temprana de un problema más serio y profundo.

En este contexto, además, la mayoría de las revoluciones terminan siendo utilizadas como una herramienta de control y manipulación por parte de quienes detentan el poder para seguir adelante con sus agendas. Los revolucionarios caen en la trampa y creen estar ganando cuando desaparecen o parecen desaparecer algunos de los problemas iniciales. Y estos son los momentos que aprovechan los patócratas, quienes llegan con un discurso desinformativo, mezclando verdades y mentiras, diciendo lo que la gente quiere oír y cargando sus discursos con un fuerte mensaje emocional bajo cuyo efecto caen los seguidores autoritarios, quienes hartos del viejo patrón, no se dan cuenta que están entrando en uno nuevo, muy parecido. Los patócratas se aprovechan de nuestra tendencia a esperar que una autoridad o alguien nos salve de nuestros conflictos, se aprovechan cuando no asumimos la responsabilidad y simplemente esperamos a que las cosas se solucionen de alguna manera mágica.

Existe en nosotros la tendencia a evitar cualquier forma de estrés, unas ganas de vivir en el confort del día a día y en algunos esta tendencia es tan fuerte que simplemente resulta demasiado difícil hacer un esfuerzo para cambiar y salir de ese confort, incluso si esto significa el sometimiento y la pérdida de su libertad. Incluso aunque esto signifique el sufrimiento de gran parte de la humanidad, mucha gente parece que prefiere mirar para otro lado, porque enfrentarlo, ver la realidad, es doloroso y ¿Quién quiere sufrir? Sin embargo, seguimos sufriendo en ese confort vacío, como claramente lo demuestran las tasas de depresión y suicidios a nivel mundial. Vivimos sufriendo como especie porque vivimos de una forma opuesta a lo que es nuestra naturaleza humana, cooperativa, empática y capaz de ser consciente (que podría ser incluso el propósito de nuestra existencia). El precio que pagamos por mantener nuestro propio confort y creer en las mentiras de los psicópatas es muy alto.

Ante esta negación de la realidad, se crea toda una cultura sobre la base de una visión del mundo psicopática, sin consciencia, en la cual "el hombre es un lobo para el hombre". Entonces, las mismas personas que buscan la "revolución" muchas veces olvidan que esta cultura también está interiorizada en nosotros mismos, por el simple hecho de que vivimos, socializamos, aprendemos, interactuamos dentro de ella. La principal estrategia de este sistema para mantener su hegemonía es la de transformar su propia ideología en la cultura y el sentido común que respiramos todos los días. De cierta manera, podríamos decir que nos han dado su mente y ésta ahora está impregnada en nuestras propias mentes.

Esta visión del mundo penetra en nuestros hábitos más inconscientes y, por ende, ser conscientes de esto y 'limpiarnos' de tal 'contaminación' es una de las cosas más importantes que podemos hacer para poder empezar siquiera a pensar en otras soluciones. A esto es a lo que Andrew Lobaczewski le llamó Ponerización, que es cuando las características de los individuos patológicos se filtran al resto de los individuos del grupo o sociedad, como si fuera un contagio, y estas personas comienzan a actuar de manera patológica también.

Con todo esto en mente, el control, la manipulación, las mentiras y la desinformación, la internalización de las dinámicas del sistema, la distracción, el entretenimiento, etc... ¿Existe alguna forma de revolución o cambio que nos pueda hacer salir de estas dinámicas repetitivas y que tenga verdaderas posibilidades de ser exitosa?

El cambio, desde "arriba" hacia abajo (pretender que con protestas o algunas reformas estatales, etc., esos depredadores van a cambiar y dejar de depredar), a parte de negar la realidad de que esa es su naturaleza, es muy poco probable que funcione, si no imposible. Es por eso que el cambio debe venir desde "abajo", desde nosotros mismos ¿Y qué podemos hacer nosotros?

Como decíamos, la fuerza de resistencia es de alguna manera inherente a cualquier sistema opresor. Así como el cuerpo se rebela automáticamente ante un patógeno o mal funcionamiento del organismo. Así, el súper-organismo humano tiene partes que se rebelan, que resisten a la destrucción. La pregunta es ¿Cómo convertimos esa resistencia automática, dispersa, y sin dirección consciente, en una fuerza unificada capaz de tener suficiente peso como para cambiar esta realidad en la que nos encontramos actualmente?

Caminando en favor de nuestro destino

Al parecer, la única revolución que nos queda es una revolución consciente que consista más bien en elegir caminar en pos de lo que es verdaderamente humano. Si bien buscar la verdad puede resultar doloroso, conocer la naturaleza del mundo y el universo en que vivimos, así como a nosotros mismos, es quizás la única forma que tenemos de salir de este ciclo repetitivo al que le podemos llamar Historia de terror. Cuando hablamos de una enfermedad podemos afirmar que "No podemos intentar curar una enfermedad que no conocemos" y tampoco la vamos a curar paliando síntomas. En este sentido, nuestra primera elección debe ser optar por conocer la verdad y para eso debemos informarnos y aprender a discernir lo falso de lo verdadero.

A medida que vamos conociendo y observando la realidad, podemos elegir a partir de la información que adquirimos, podemos elegir conscientemente. Así como la ponerización es cuando el mal se esparce por todas partes, nosotros podemos funcionar como células conscientes de este súper-organismo, que esparcen verdad, objetividad y salud. Podemos contagiar a otros a partir de los cambios diarios que realizamos, esos pequeños pero importantes cambios que representan el camino hacia el destino que deseamos.

Más que enfrentarnos a la élite psicopática, se trataría más bien de utilizar nuestro poder de decidir no seguir perpetuando el sistema a través de nuestros actos cotidianos. Asumir la responsabilidad de crear nosotros mismos una realidad diferente. Si sabemos que las corporaciones de la industria alimentaria nos envenenan con sus comidas, podemos optar por no comer esas comidas que nos hacen daño, que nos drogan y no permiten que pensemos con claridad. Si sabemos que la cultura del sistema penetra en nuestras mentes, haciendo que nos comportemos de manera patológica, entonces podemos optar por hacernos conscientes de esto, por conocernos a nosotros mismos y desarrollar en nosotros esa esencia humana que es aplastada cotidianamente. Podemos optar por respetar a los demás y desarrollar nuestra empatía para comprender, aceptar y poder unirnos a las otras personas que realmente buscan algo diferente. Unirnos con otras personas con el mismo objetivo y cooperar juntos caminando hacia un mundo con más verdad, saludable, donde podamos realmente expresar todo el potencial humano y evolucionar como especie.

Esto requiere necesariamente que perdamos el miedo y podamos actuar de acuerdo a lo que sabemos que es lo correcto, aunque la corriente siga fluyendo en contra de nosotros, tenemos que encontrar la fuerza en nosotros mismos y en la unión con personas colineales para poder decir no y cambiar, así como para difundir esa verdad que vamos descubriendo.

Cada acto dentro de este proceso de VIVIR manifestando la realidad que deseamos, puede llegar a funcionar como una chispa contagiosa que active a otras personas. Mucha gente está harta ya de tantas palabras de ideales que parecen no llevar a nada, mucha gente pierde la esperanza ante tanto caos; es por esto que VIVIR el cambio en uno mismo puede levantar a esas personas al hacerles ver los resultados positivos que traen, por más que sea a un nivel personal, como cambiar la dieta ¿No es acaso la salud uno de los grandes problemas por los cuales la gente protesta? Cambiando la alimentación aberrante que nos venden como saludable por lo que realmente es bueno para nosotros, es una revolución en el sentido en que tomamos las riendas de nuestra salud y, como hemos experimentado desde SOTT, esto trae cambios profundos a nivel físico y mental.

Además, existe un fenómeno llamado resonancia límbica, que consiste en el contagio del estado emocional interno entre seres humanos (y otros mamíferos). Nosotros podemos contagiar empatía y cooperación, pero para eso tenemos que hacer el esfuerzo de desarrollarlas en nosotros mismos. Es necesario un proceso de limpieza interna que nos permita ser nosotros mismos y obrar con sinceridad. Trabajar la carga emocional que traemos acumulada para que la misma no nuble nuestras acciones y decisiones del momento. Identificar rasgos psicopáticos en nosotros mismos y desintoxicarnos de ellos, librarnos de dogmas y creencias internas para poder ver la realidad tal como es.
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De lo micro a lo macro, así cambiamos como individuos, eligiendo marchar a favor de nuestro destino, establecemos lazos robustos con otras personas que están haciendo lo mismo y este grupo quizás represente una fuerza capaz de filtrar humanidad hacia la actual sociedad deshumanizada, sin necesidad de hacer una guerra contra los psicópatas en el poder, sino mostrando que somos capaces de arreglárnoslas sin ellos, es más, ellos son los que llevan a la sociedad a la destrucción.

Tal vez, en un plano de la realidad que todavía no llegamos a comprender del todo, la fuerza generada por un grupo de personas realmente unidas en pos de un objetivo alineado con la Verdad, genera un peso capaz de crear más balance, quizás, el hecho de dejar de creer en mentiras y atreverse a ver la realidad tal cual es envía cierto tipo de información hacia el resto del planeta y el universo y, quizás, esto pueda realmente hacer que las cosas se den de otra manera. No lo sabemos, pero, ciertamente, si existe alguna posibilidad de que así sea, más vale intentarlo, ya que, tal y como están las cosas hoy en día, no nos queda nada que perder.