Por siglos se ha culpado a la peste bubónica de ser la causante de la muerte de más de un cuarto de la población europea en la Edad Media. Pero ahora un par de científicos afirman que en realidad la llamada peste negra se dio por un virus muy parecido al ébola que se transmitía directamente de una persona a otra.
Peste negra
© Domenico Gargiulo¿Podríamos estar en los albores de una nueva "peste negra"? Muchos indicios indican que sí.

En su nuevo libro Biology of Plagues: Evidence from Historical Populations, Christopher Duncan y Susan Scott compararon los síntomas de la peste negra con virus modernos como el ébola y encontraron que las descripciones medievales son muy parecidas a la fiebre hemorrágica producida por éste. Esta fiebre ataca rápido, logra que los vasos sanguíneos exploten debajo de la piel, produciendo bulbos muy parecidos a los que se describen en los textos históricos. La destrucción de los órganos internos concuerda con las autopsias de las víctimas de esta plaga en el año 1347, que mostraban órganos prácticamente disueltos alrededor de un líquido oscuro.

Se ha creído que la peste bubónica fue causada por un mosquito infectado por ratas negras que venían en barco desde China hacia Italia. Pero Duncan y Scott creen que en realidad el causante de este mal fue un virus que se transmitía por contacto directo. De no ser así la cuarentena, que fue la medida que finalmente ayudó a controlar el problema, no hubiera surtido efecto.

Estos dos ingleses iniciaron sus estudios cuando tuvieron conocimiento de un gen mutado llamado CCR5, que es resistente al virus de HIV. Se estima que alrededor del 15 por ciento de la población europea lleva el gen. Se ha establecido que la primera mutación ocurrió hace 650 años, fecha que coincide con la primera epidemia de peste negra en el viejo continente. Los científicos sostienen la teoría de que estas personas lograron sobrevivir gracias al gen mutado, el cual aún persiste entre un porcentaje de la población de éste continente.

Los científicos e historiadores afirman que, aunque son datos interesantes, aún es necesario practicar más estudios para poder conocer si las bases de sus teorías son sólidas.