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Ecologistas en Acción ha alertado de que, si bien es cierto que han disminuido ligeramente las notificaciones por contaminación con metales pesados durante el 2010, la presencia de mercurio sigue siendo la principal fuente de notificaciones en el pescado y otros productos pesqueros.

Así, para la organización ecologista la situación es más grave ya que los límites permitidos por la UE de mercurio en pescado no protegen suficientemente la salud, al no tener en cuenta el consumo medio, ni las características corporales de los consumidores, según han informado en un comunicado.

Y es que, según Ecologistas en Acción durante el año 2010 se han presentado 77 notificaciones por contenido en mercurio en pescado. Estas notificaciones son publicadas por el sistema de alerta rápida para piensos y alimentos.

Asimismo, la situación actual, con 77 notificaciones, concuerda con la tendencia observada en los anteriores informes, si bien es inferior a las del año 2009. De estas notificaciones, 44 casos de superación de mercurio en pescado tienen origen en España.

El país que ha efectuado un mayor número de notificaciones sigue siendo Italia con 52, nuestro mayor importador, el resto han sido notificadas por Francia (8), Alemania (5) España (5) y 7 lo han sido por otros países.

Por otro lado, se han alcanzado valores de hasta 4,06 mg/kg - ppm, en filetes de pez espada procedentes de España, mientras que, según la normativa comunitaria, el nivel máximo permitido de mercurio en los productos pesqueros es de 0.5 miligramos (mg) por kg y, en ciertas especies (como el pez espada, el tiburón, o el atún) se permite un nivel máximo más alto, de un miligramo por kg.

De este modo, para los ecologistas la situación es "mucho más grave", ya que los límites establecidos por la UE son menos estrictos que los establecidos por el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), y referidos a la ingesta máxima semanal de metilmercurio (1,6 microgramos por kg de peso corporal por semana). Este criterio se ha establecido para proteger al feto en desarrollo expuesto al metilmercurio a través de alimentos contaminados ingeridos por la madre embarazada.

El mercurio es un metal extremadamente volátil que puede ser transportado a grandes distancias una vez se ha emitido a la atmósfera. Una vez se ha depositado en un ambiente acuático, el mercurio se transforma en metilmercurio, una potente neurotoxina, que se acumula en los peces y en los animales y los humanos que los consumen.

Cuando es ingerido por mujeres embarazadas, el metilmercurio atraviesa la placenta y se acumula en el cerebro y el sistema nervioso central del feto en desarrollo. Incluso cantidades relativamente despreciables pueden producir serios retrasos motores o de comunicación, ya que el mercurio nunca desaparece del medio ambiente.