La alianza entre China y Rusia se ha convertido en un "fantasma que recorre Washington", según afirma el periodista y analista político Pepe Escobar.
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© RIA Novosti Alexei Druzhinin
Según el analista, "esta cooperación ruso-china es una visión inquietante para EE.UU., y que además viene de la mano con una simbiosis expansiva de los negocios y el comercio en gran parte del territorio de Eurasia".

Y no es extraño que Washington esté ansioso, explica Escobar, ya que dicha alianza "ya es un hecho en varias maneras: a través del grupo de potencias emergentes de los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica); en la Organización de Cooperación de Shanghái, el contrapeso asiático a la OTAN; dentro del G-20; y a través del Movimiento de 120 miembros de Países No Alineados".

El comercio y los negocios son solo parte de la negociación futura, dice el periodista, agregando que "las sinergias en el desarrollo de nuevas tecnologías militares también los atraen".

Según escribe el analista en un artículo publicado en el portal Tomdispatch.com, "es algo seguro que Pekín va a querer adquirir los sofisticados sistemas al estilo de Star Wars" de defensa antimisiles rusos S-500, que estarían disponibles en 2018.

Mientras tanto, recuerda Escobar, Rusia está a punto de vender decenas de aviones de combate Sujói Su-35 de última generación a los chinos, a medida que Pekín y Moscú se acercan para sellar una alianza en la industria de la aviación.
El analista sugiere que esta semana "debería proporcionar los primeros verdaderos fuegos pirotécnicos en la celebración de un nuevo siglo de Eurasia en gestación" a raíz de la visita del presidente Vladímir Putin a su homólogo chino Xi Jinping.

Rusia y China acaban de firmar el esperado acuerdo de suministro de gas, por el cual el dragón asiático pagará 400.000 millones de dólares por el combustible ruso en los próximos 30 años.

El acuerdo entre Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC, por sus siglas en inglés) es por 38.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año para alimentar la creciente economía de China a partir de 2018. "Eso es el equivalente a una cuarta parte de las masivas exportaciones de gas de Rusia a toda Europa. La demanda de gas diaria actual de China es de alrededor de 4.800 millones de metros cúbicos al día, y las importaciones representan el 31,6% del consumo total", señala Escobar.

Aunque la mayor parte de las ganancias de Gazprom todavía pueden provenir de Europa, "Asia podría llegar a ser su Everest", recalcó. "La empresa hará uso de este megaacuerdo para impulsar la inversión en el este de Siberia y toda la región será reconfigurada como un centro de gas privilegiado para Japón y Corea del Sur también".

Guerra Fría 2.0

Al referirse a la actitud de EE.UU., que parece estar queriendo revivir rivalidades de tiempos pasados, Escobar dice que "existen hechos ridículos sobre el terreno, incrustados en la loca carrera hacia la Guerra Fría 2.0", señala Escobar. "El Gobierno de EE.UU., con una deuda nacional de 17,5 billones de dólares y sumando, está contemplando un enfrentamiento financiero con Rusia, el mayor productor mundial de energía y un importante poder nuclear, al igual que también promueve un cerco militar económicamente insostenible contra su principal acreedor, China", dice el analista.

Rusia tiene un superávit comercial considerable, y los enormes bancos chinos no tendrían problemas para ayudar a los bancos rusos si los fondos occidentales se secan, asegura el periodista.

"En cuanto a la cooperación entre los BRICS, pocos proyectos superan un oleoducto de 30.000 millones de dólares, en las etapas de planificación, que se extenderá desde Rusia hasta la India a través del noroeste de China".

Las empresas chinas ya están discutiendo con entusiasmo la posibilidad de participar en la creación de un corredor de transporte de Rusia hacia Crimea, así como también un aeropuerto, un astillero y un terminal de gas natural licuado en la península, agrega Escobar.