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Tendemos a pensar que el pasado es algo que ya ha sucedido y que, por tanto, no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Sin embargo, esto no es del todo cierto.

El pasado está formado por una parte fija, que no puede cambiarse, integrada por una serie de acontecimientos objetivos que sucedieron en un orden determinado. Por ejemplo, ser atracado a punta de navaja. Pero también está formado por una parte que es totalmente subjetiva: la interpretación de lo que ha pasado, las ideas que pasaron por tu cabeza en ese momento, las emociones que sentiste, lo que pensaste y puedes seguir pensando acerca de la vida, de ti, del mundo, del futuro o de los demás como consecuencia de la experiencia vivida, lo que pudo aportarte, el modo en que te afectó o te cambió...

Todo esto forma un cúmulo de información que define ese pasado de un modo u otro, le da un significado u otro distinto. Aunque no puedes cambiar el hecho de haber sido atracado, sí puedes cambiar todo lo demás. Y eso significa que realmente puedes cambiar tu pasado.

Imagina, por ejemplo, estas dos narrativas:

1. "Iba caminando por una calle tranquila cuando se me acercó alguien con un cuchillo en la mano y con gesto amenazador me dijo que le diera el dinero. Le di el dinero temblando de miedo y cuando se marchó seguía aún temblando de miedo. Cuando llegué a mi casa era como si no fuera la misma persona, me sentí impotente, a merced de esa persona, plenamente consciente de que hay gente mala en el mundo y de que no puedo hacer nada contra ellos si deciden hacerme daño."

2. "Iba caminando por una calle tranquila cuando se me acercó alguien con un cuchillo en la mano y con gesto amenazador me dijo que le diera el dinero. Le di el dinero temblando de miedo y cuando se marchó seguía aún temblando de miedo. Cuando llegué a casa traté de relajarme con un baño caliente y una buena cena y luego pensé en lo sucedido. Pensé que no quería sentirme a merced de cualquiera que pudiera venir a atacarme y se incapaz de defenderme. Decidí que iba a apuntarme a clases de defensa personal."

Se trata exactamente del mismo suceso pero cada persona lo ha interpretado y manejado de un modo muy diferente. La persona del primer ejemplo pasa a sentirse débil e impotente y ese sentimiento le acompaña durante mucho tiempo o incluso el resto de su vida. Por el contrario, la persona del segundo ejemplo se ve igualmente afectada al principio pero opta por intervenir en la parte en la que sí puede intervenir, cambia la parte que se puede cambiar y decide sacar algo positivo de la experiencia, algo que le hace más fuerte y le aporta una seguridad y confianza que antes no tenía.

Cómo cambiar tu pasado

Pero lo que la persona del primer ejemplo no sabe es que puede hacer cambios en su pasado en cualquier momento, incluso aunque hayan pasado meses o años. Para hacerlo, hay que empezar por separar la parte que no se puede cambiar de la que sí se puede. Por ejemplo, puedes describir por escrito lo sucedido de manera objetiva, incluyendo solo lo que no puede cambiarse, lo que sería igual para cada persona, excluyendo tus sentimientos, pensamientos e interpretaciones (es decir, excluyendo la parte que puede cambiarse, la que es diferente para cada persona, pues no todo el mundo siente y piensa exactamente lo mismo en la misma situación).

Después, escribe la parte subjetiva, la que es diferente para cada persona y trata de hacer una reinterpretación.

Un ejemplo: la historia de Rafa

Rafa fue víctima de acoso por parte de sus compañeros durante toda su infancia y siempre se había sentido como una víctima asustada. Un día decidió repasar y reinterpretar su pasado y se dio cuenta de que nunca se había enfrentado a ninguno de ellos, nunca se había mostrado asertivo y, en la edad adulta, seguía aún comportándose del mismo modo. Decidió empezar a ser más asertivo, dejar de sentirse como una víctima y luchar por sus derechos cuando fuese necesario. Entonces se dio cuenta de que su pasado cambiaba al tiempo que cambiaba él. Pensó que todo lo que le había pasado en su infancia y también en la edad adulta era una consecuencia del hecho de no haber aprendido a ser asertivo. Por supuesto, podría haber optado por culpar a sus padres por no haberle enseñado, pero prefirió no caer de nuevo en esta trampa del complejo de víctima y hacerse responsable de sí mismo y de lo que necesita aprender en su vida. Ahora, cuando mira atrás y recuerda su infancia, ya no le afecta como antes. Piensa que era la vida gritándole sin cesar que tenía que aprender, mientras él miraba para otro lado. Y piensa que ahora ya no es la persona que deja que los demás lo acosen o maltraten.

Por supuesto, cambiar no es siempre fácil, pero sí es fácil dar el primer paso y empezar a buscar otras interpretaciones, otros puntos de vista para nuestro pasado, otras historias, otras narrativas. No puedes cambiar la historia de tu vida, pero puedes cambiar el modo como te cuentas la historia de tu vida. Puedes ser la víctima de un destino cruel o puedes ser la persona a la que la vida somete a prueba para enseñarle lo que necesita aprender, para abrirle los ojos, para que cambie o para cualquier otra cosa que solo tú puedes descubrir... Esta es una forma de reinterpretarlo, pero no la única; en realidad, hay tantas como permita tu propia creatividad. Úsala para reinterpretar tu pasado.

La historia de Sofía

Sofía tuvo una relación de pareja muy tormentosa con alguien egoísta y narcisista que la criticaba y despreciaba continuamente. Al cabo de dos años, seguía enfadada, especialmente consigo misma, por lo sucedido y no era capaz de olvidarlo del todo. Un día decidió hacer una reinterpretación y se dio cuenta de que ella misma llevaba mucho tiempo tratándose mal a sí misma y que ese podría ser el motivo por el que se vio atraída por alguien que la trataba también mal o el motivo por el que no se dio cuenta enseguida de que esa persona no le convenía. Se propuso empezar a tratarse mejor y consideró esa relación como una experiencia que tuvo que vivir para ser plenamente consciente del daño que se hacía a sí misma al tratarse tan mal y de lo mucho que necesitaba cambiar. Aunque le costó trabajo, al final logró hacerlo, y no solo logró hacer que su pasado dejara de perturbarla, sino que además consiguió hacerse un futuro mejor.