El veto ruso a las importaciones procedentes de la Unión Europea se ha convertido en una pesadilla para miles de productores de fruta y hortaliza de Lérida y la zona mediterránea, especialmente en Alicante y Murcia. Pero este impacto puede ir mucho más allá de las compras a Rusia, dadas las implicaciones con terceros países y el derrumbe de los precios que temen los productores.
Putin
© EFE¿Y qué otro resultado esperaban tras esas sanciones ridículas?
Las estadísticas reflejan que solo el 2% de las exportaciones de los productos hortofrutícolas van destinadas a Rusia, pero el dato es «engañoso» porque se cierran otras muchas ventas a través de operadores europeos situados en Francia, Holanda o Polonia, que terminan en el mercado ruso. Por ello, el porcentaje real puede rondar el 10%, según matiza el presidente de la federación nacional de exportadores hortofrutícolas (Fepex), Jorge Brotons.


Comentario: También podría ser incluso peor, si, por ejemplo, países que hasta ahora no hacían tanto comercio con Rusia, comienzan a hacerlo, y firman contratos a largo plazo, remplazando así los contratos entre Europa y Rusia, o Europa y los importadores que hasta ahora vendían a Rusia. América Latina, por ejemplo, le quitaría el privilegio a los europeos. ¿Y qué harán después los más perjudicados tras las sanciones ridículas de sus gobiernos europeos, que le siguieron la corriente a Washington sin pensar en las consecuencias?

Y todo esto sin tomar en cuenta otro gran peligro: el clima loco de nuestros tiempos, que fácilmente puede destruir consechas. En ese caso, las pérdidas no se deberían al excedente de fruta en el mercado, ni a las sanciones.


En cuanto a los canales nuevos de distribución y captación de clientes que tendrían que buscar los productores, tal como han sugerido las autoridades comunitarias, si bien muchos dirigentes políticos confían en que se produzcan reajustes espontáneos en los mercados como ocurre con la carne de cerdo, esta posibilidad no se vislumbra con tanta facilidad en la agricultura. «No hay más alternativas que vender a Europa, ya que otros países como EE.UU. o Japón tienen un veto encubierto mediante barreras fitosanitarias», asegura Brotons. Trabas que Fepex viene denunciando años.

Los primeros en sufrir el «no» de Vladimir Putin han sido los vendedores de fruta de hueso, por ejemplo, el melocotón y la nectarina, que tienen ya muchos miles de toneladas distribuidos al norte de los Pirineos y para quienes la Comisión Europea anunció hace unos días ayudas compensatorias. Las medidas prevén el pago del 50% del precio de mercado a los agricultores que retiren productos perecederos. Sin embargo, si el fondo de reserva del que procede la financiación cuenta con apenas 420 millones de euros, el valor de las exportaciones agroalimentarias europeas a Rusia asciende a más de 5.000 millones.

«Si el veto persiste, conforme vayamos entrando en campaña de los diferentes productos, habrá más mercancía que colocar en el resto de mercados comunitarios, lo cual puede ocasionar un exceso de oferta con sus consecuencias. Por ello habrá que estar atentos y regular los volúmenes mediante las retiradas que contemplan las medidas de gestión de crisis dentro de la Organización Mundial del Comercio», augura Brotons.

Otros hacen el «agosto»

Un efecto de esta incertidumbre se palpa entre los primeros eslabones de la cadena productiva: los agricultores. «Algunos emplean estas crisis para meter miedo y que muchos se asusten y vendan barato», relata Eladio Aniorte, de Asaja Alicante, quien denuncia casos de productores de limones que se han apresurado a deshacerse de su cosecha, incluso malvendiéndola, para no arriesgarse a no encontrar comprador debido al veto ruso.

«No es bueno asustar. A quien no perjudica esta psicosis es al gran comprador. Será dramático para otros, pero para ellos, no», lamenta Aniorte, que subraya que «la fruta que necesita Rusia se va a comprar igual, se haga a través de Turquía u otro país».

De hecho, la organización de pequeños agricultores y ganaderos, UPA, ha acusado a la distribución de estar «haciendo el agosto» al desplomarse los precios de la fruta de hueso. Está previsto que mañana la ministra de Agricultura y Alimentación, Isabel García Tejerina, se reúna con representantes del sector para analizar los efectos de las sanciones.