EE.UU. invierte miles de millones de dólares en Afganistán en un intento de consolidar en torno a ese país su propia Ruta de la Seda. Pero Rusia y China le llevan la delantera porque sus proyectos económicos ya están arraigados en Asia Central.

Esa es la tesis del columnista de la revista 'Foreign Policy' Reid Standish, quien catalogó la iniciativa estadounidense de "camino a ninguna parte" por falta de perspectiva.
rusia china
© RIA Novosti Mikhail Klementyev

El plan de EE.UU., hecho público en 2011, supone comunicar cinco antiguas repúblicas de la Unión Soviética - Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán - con India y Pakistán a través de Afganistán liberalizando el comercio y desarrollando la infraestructura. El Departamento de Estado lo bautizó 'Nueva Ruta de la Seda', igual que el proyecto de integración ideado por las autoridades de China, lo que puede provocar cierta confusión porque se trata de dos ejes diferentes.


Comentario: ¿Alguien necesita otra explicación para la guerra perpetua en Medio Oriente? Afganistán fue invadido y destrozado por Estados Unidos, con la vieja excusa del terrorismo. Y miren qué fácilmente que hace lo que quiere ahora con ese país.


Afganistán es un eslabón clave en la ruta estadounidense. "Vemos claramente que las fortunas de Afganistán tienen las manos atadas por su vecindad, igual que las fortunas de los vecinos tienen las manos atadas por Afganistán", declaró el secretario de Estado adjunto de EE.UU., William Burns, en un discurso pronunciado este martes en una reunión de Asia Society celebrada en Nueva York. Burns se refirió a los problemas que la inestabilidad afgana siempre ha causado al capital libre, que podría ser invertido en negocios transasiáticos.

'Foreign Policy' destaca el proyecto de energía CASA-1000 como herramienta de infraestructuras esencial del plan estadounidense. Según los autores del mismo, un tendido podría suministrar a los países del sur de Asia parte la electricidad generada por las presas situadas en los ríos de Kirguistán y Tayikistán. Sin embargo, la infraestructura de ambos países, ricos en fuentes de energía, experimenta frecuentes problemas que causan apagones masivos en sus propios territorios.

Entre ellos y con el vecino Uzbekistán "mantienen unas relaciones frías y no comparten ni el gas, ni el agua ni la electricidad para tener influencia sobre sus propias agendas políticas", dice Standish. "La situación en decadencia con la seguridad en Afganistán también hace tropezar los esfuerzos de Washington".

En junio de 2013 Asian Development Bank se comprometió a financiar un 40% del proyecto, pero condicionó su participación a las cuestiones de seguridad. En más de un año no se ha producido ningún progreso en este sentido.

Asia Central es la región menos integrada económicamente del mundo, su comercio interno regional supone solo el 6,2% del comercio mundial, escribe el periodista. "Lo que es más importante - agrega - es que la zona carece de financiamiento y de confianza entre sus Gobiernos".


Comentario: Lo cual no es coincidencia, ya que una Asia Central desintegrada sirve para que el nuevo continente mantenga un flujo constante de mercado en su dirección y bajo su mando, y fuera de una integración de Euroasia.


Sin embargo, Rusia tiene éxito en la región con su proyecto de Unión Aduanera, que ya incluye a Kazajistán, mientras Kirguistán ha presentado una solicitud de adhesión. La Unión Euroasiática, que está en construcción, "busca profundizar lo que ha iniciado la Unión Aduanera".

Al mismo tiempo, la presencia de China en Asia Central y el sur de Asia sigue en aumento. El experto de la Universidad de Glasgow Luca Anceschi, citado por 'Foreign Policy', destacó que China está en la mejor condición para invertir en Asia Central, incluso en Afganistán.

La revista no menciona la más reciente noticia sobre un cinturón económico trilateral con la participación de Rusia, China y Mongolia, que asimismo reivindica la fama histórica de la Ruta de la Seda medieval. De hecho se está proyectando un ferrocarril llamado 'Ruta de la Seda', que podría atravesar los países claves de Asia Central.

Sin embargo, la conclusión, que la revista pone en la boca de Anceschi, es que la Nueva Ruta de la Seda planteada por EE.UU. es una idea innecesaria. Y el propio hecho de que los norteamericanos insistan en ella revela "una falta real de la visión de la región".