Las recientes elecciones presidenciales en Brasil se han convertido probablemente en el espectáculo político sudamericano más visto en Rusia, India, China y Sudáfrica. La protagonista, Dilma Rousseff, es una figura muy popular en los países BRICS por su política, su entusiasmo respecto a la organización y, sobre todo, por sus éxitos cosechados en la tarea de reducir la pobreza y la desigualdad en Brasil. Siguió los pasos de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva continuando y mejorando unas políticas que han conseguido una reducción de la pobreza en Brasil del 55% desde 2003.

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© Getty Images/Fotobank.Dilma Rousseff celebra su reelección.
La historia de las elecciones brasileñas ha recibido una gran cobertura en los medios de comunicación internacionales. Este ha sido el caso de una exprisionera de la guerrilla que fue torturada por una dictadura militar (impuesta por Estados Unidos) luchando por la reelección contra un miembro de la clase privilegiada procedente de una familia de políticos que intentaba empujar el país hacia los brazos de Estados Unidos.

Aécio Neves, su contrincante en las elecciones, suponía una gran amenaza para los BRICS tal y como los conocemos. Un ministro de Finanzas de Brasil escogido por él prometía una completa privatización de los bancos en Brasil y, evidentemente, algún tipo de cambio en lo que al banco de los BRICS se refiere.

De hecho, durante la campaña electoral la plataforma de Neves proponía una relación más cercana entre Brasil y Estados Unidos y la UE, sin duda, en detrimento de los BRICS y agrupaciones regionales como Mercosur. Neves buscaba fundamentalmente cambiar las políticas de izquierdas y reorientar el país hacia Estados Unidos, un país donde la codicia y los intereses empresariales dictan las políticas y la diferencia entre ricos y pobres crece a ritmos alarmantes.

La victoria de Neves habría supuesto una gran oportunidad para que el exgobernador de São Paulo, José Serra, muy crítico con Vladímir Putin y Xi Jingping, fuera nombrado ministro de Asuntos Exteriores de Brasil. Y no es difícil imaginar cuáles habrían podido ser sus puntos de vista respecto a los BRICS.

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© Photo PressBanderas de los países BRICS
La mayor ventaja de los BRICS es el hecho de que los líderes de cada país miembro prestan una gran dedicación a los objetivos del grupo, que cada vez son más estratégicos y ya no se limitan a la economía.

Rusia fue quizás el mayor impulsor del grupo, pero la idea de los BRIC y más tarde de los BRICS fue recibida con gran entusiasmo en cada país miembro. Sin Brasil, la organización se convertiría en otro tigre sin dientes y perdería su relevancia. Ahora que los cinco países cuentan con gobiernos estables y líderes dedicados a la agrupación, podemos esperar una larga colaboración.

"Somos responsables de la mitigación de la crisis financiera y del futuro crecimiento sostenible de la economía mundial", declaró Rousseff cuando se crearon el Banco de los BRICS y el Fondo de Reservas Monetarias durante la última cumbre del grupo en Fortaleza. Los BRICS y su nueva institución serán la vanguardia de un movimiento para reducir la dependencia internacional de las instituciones de Bretton Woods.

Aquellos que piensan que los BRICS son una agrupación puramente económica deberían echar un vistazo a la lista de países que se abstuvieron de votar en la Resolución de las Naciones Unidas que condenaba el referéndum de anexión de Crimea a Rusia. En la lista de 58 países figuran India, China, Brasil y Sudáfrica. Más o menos en ese mismo momento, los BRICS emitieron una declaración conjunta para que Rusia no fuera excluida del G20. La amenaza implícita de la declaración indicaba que este grupo de 20 países se vería sustancialmente reducido y probablemente se volvería inútil.

En un momento en el que Estados Unidos, con la ayuda de sus aliados, ha conseguido incrementar las tensiones en Ucrania y Oriente Próximo, es posible que Washington no esté demasiado satisfecho con la presencia rusa en las áreas que considera como parte de su ámbito de influencia previsto por la Doctrina Monroe. Numerosos países de Sudamérica tienen un régimen antiestadounidense, como Venezuela, Bolivia o incluso Argentina. Es imperativo que los BRICS avancen en su cooperación con los países latinoamericanos y fijen cumbres regulares con Mercosur. Esta es la región que ofrece el mayor apoyo a la formación de un nuevo orden mundial.

La victoria de Dilma Rousseff marca el camino para el crecimiento en la cooperación de los BRICS, así como en las nuevas alianzas de la agrupación con países que están cansados de la máquina de guerra occidental y de su hegemonía. Los países sudamericanos, como Bolivia, Venezuela o Brasil, han demostrado al mundo que la pobreza y la desigualdad pueden reducirse pese a un crecimiento lento de la economía. Es hora de que los BRICS sigan el ejemplo de estos países y comiencen a trabajar en un mundo justo y con mayor igualdad.