El gobierno del primer ministro canadiense Steven Harper utiliza el reciente tiroteo en el Parlamento como pretexto para validar medidas de vigilancia que ya estaban en preparación, señala hoy un artículo del sitio digital Global Research.

Harper
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El 22 de octubre pasado, Michael Zehaf-Bibeau mató a un soldado que estaba de guardia en el Monumento a los Caídos en las Guerras y después penetró en el edificio principal del órgano legislativo federal de Canadá donde fue ultimado por las fuerzas de seguridad.

Inicialmente se reportó que hubo tiroteos el mismo día en diferentes partes de la ciudad, incluso cerca de la jefatura del Departamento de Defensa Nacional, lo que después se comprobó que era falso, añade el artículo.

Según Global Research, el 8 de octubre pasado funcionarios de la inteligencia estadounidense aseguraron que sus pares canadienses tenían indicios de planes de ataques inspirados en la propaganda del Estado Islámico.

Sin embargo, las autoridades de Canadá desestimaron esa evaluación y no quedó claro si los servicios de espionaje norteamericanos conocían algo que sus colegas del vecino país ignoraban, lo que evidencia que existen contradicciones en este tema, agrega el texto.

Otro elemento raro es el hecho de cómo un hombre armado que había iniciado un ataque pudo llegar al edificio central del Parlamento canadiense sin encontrar ningún obstáculo, a pesar de que en el área hay una fuerte presencia de guardias armados, agrega.

Este ataque en Ottawa ocurrió dos días después de que Martin Couture-Rouleau, de 25 años, atropelló a dos soldados con su automóvil y mató a uno de ellos en la ciudad de Saint-Jean-sur-Richelieu, provincia de Québec, a unos 40 kilómetros de Montreal.

Desde el punto de vista legal, Zehaf-Bibeau y Couture-Rouleau son asesinos, sin embargo a juicio de Global Research se les aplica el calificativo de "politizado y psicológicamente cargado" de terrorista.

A pesar de que todas las leyes para reprimir delitos como estos están en vigor, se prepara una nueva legislación que puede utilizarse contra quienes disienten de forma legítima y se oponen a la política del Gobierno de Harper, concluye el artículo.