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Los dioses podrán hacer lo que el ganado no puede, pero el oso no pedirá permiso - Vladimir Putin
Traducido por el equipo de SOTT en español

El pasado viernes, Vladimir Putin dio el
discurso más importante sobre la política extranjera desde que se hizo Presidente en el 2000. Mikhail Gorbachev dijo que pensaba que era el mejor y más significativo discurso que Putin ha hecho en su vida.

En él trazó un curso claro para Rusia, definiendo su lugar en los asuntos internacionales y afirmando los principios y objetivos de su política extranjera.

La respuesta de la élite política y mediática de occidente ha sido lamentablemente inadecuada. Sorprendentemente, el discurso ha atraído poca atención. El énfasis ha sido no en lo que dijo sobre Rusia o las relaciones internacionales, sino en lo que dijo específicamente sobre EE.UU.

Los comentarios occidentales, mayormente y equivocadamente, tratan al discurso simplemente como una crítica de la política extranjera estadounidense (una "diatriba") con Putin condenando de forma hipócrita una política extranjera estadounidense que él cree que está siendo dirigida hacia él. Detrás de esto está la suposición de que el discurso es la respuesta desafiante de Putin a la política estadounidense de sanciones impuesta sobre Rusia desde el comienzo de la crisis en Ucrania, aunque en el discurso apenas menciona esta cuestión.

Putin sí tuvo mucho que decir sobre la política extranjera estadounidense y lo que dijo fue de suma importancia. Sin embargo, enfocarse sólo en ese aspecto del discurso no le hace justicia e ignora su marco intelectual coherente.

Putin se demostró muy diferente al expansionista agresivo y demagogo nacionalista de los comentaristas occidentales. También es diferente al Putin que algunas personas quisieran que fuera. Cualquier que espera que lleve a cabo una gran cruzada contra EE.UU. va a estar, basado en este discurso, desilusionado. Como algunos han observado, lo que quiere de EE.UU. no es conflicto sino cooperación.

La visión que Putin tiene del sistema internacional es profundamente conservadora - un hecho que él mismo reconoció después del discurso en una respuesta que dio a una pregunta. Durante su discurso, se nota la añoranza conservadora típica de un conservador por la estabilidad, el deseo de un sistema predecible, basado en reglas, en el cual los derechos soberanos son respetados y en el cual los cambios, cuando ocurren, son contenidos y manejados y nunca fomentados.

Ya que la preocupación de Putin es por la estabilidad, un aspecto de su visión, que sería inmediatamente familiar para un conservador europeo del viejo estilo, pero totalmente extraño para un liberal moderno occidental, es que es totalmente neutro con respecto a los valores. Donde los de occidente habitualmente dividen las naciones en democracias y dictaduras y deciden sus actitudes hacia ellos basado en esto, Putin los trata a todos igualmente, considerando que sus situaciones domésticas son cosa suya.

Sustentando todo es la creencia en la necesidad de un sistema disciplinado conservado por un equilibrio de poder. Para Putin, la mayor contribución de la URSS era precisamente que, como era un contrapeso para EE.UU., aseguraba la estabilidad internacional. Mucho del discurso es un lamento por la pérdida del contrapeso que daba la URSS.

La parte del discurso que critica la política estadounidense hace referencia a estas suposiciones: EE.UU. se intoxicó como resultado de la posición inesperada que adquirió debido al colapso de la URSS y, en vez de actuar para conservar la estabilidad del sistema internacional, optó por desbocarse en una serie de acciones violentas unilaterales diseñadas para reformar el mundo según su imagen y sus intereses y para perpetuar su dominio.

Durante el proceso, el orden y la estabilidad han sido desechados y el resultado es violencia y caos.

Putin recita la lista: Kosovo, Iraq, Afganistán (donde hace la conexión del apoyo estadounidense al yihadismo contra el ejército soviético en los años 80), Libia, Siria y ahora Ucrania, señalando que ninguno de estos lugares está mejor ahora después de que EE.UU. le prestara interés.

En una frase llamativa que podría ofender a EE.UU. Putin compara a los EE.UU. con unos nuevos ricos malgastando de forma irresponsable las ganancias inesperadas.

El discurso también demuestra donde Putin quiere posicionar a Rusia. En otra frase llamativa, Putin dice que no quiere que Rusia asuma el liderazgo de nada, salvo posiblemente la defensa de la ley internacional.

A lo largo del discurso se ve un compromiso profundo por la ley internacional, interpretada de la manera más conservadora basándose en los documentos legales, textos de los tratados y decisiones jurídicas. Los esfuerzos creativos (como lo diría Putin) de las reinterpretaciones de unos auto interesados occidentales (como el R2P) son rechazados como racionalizaciones para violarla.

A cambio, la respuesta de Putin a las críticas occidentales hacia su política en Crimea es defenderla de la manera más tradicional citando la Carta de la ONU y la opinión consultiva sobre Kosovo de la Corte Internacional de Justicia.

La experiencia de Putin como abogado es un aspecto suyo que muchos en Occidente desconocen. Analizando sus palabras, ha sido tan formativo como lo fue su servicio en la KGB.

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Esta es una visión de Rusia como el ancla del sistema internacional, actuando junto con sus aliados China y los otros Estados del BRICS para refrenar a EE.UU. donde sea posible, rescatando a EE.UU. de sus errores mientras apoya la ley internacional, el orden mundial y la estabilidad.

Es una visión que los estadistas europeos del siglo 19 habrían reconocido instantáneamente, pero que los políticos en EE.UU. y Europa apenas comprenden, una de las razones porqué su discurso es tan poco comprendido.

Es una visión muy popular en Rusia, un país con una historia de agitación donde el orden y la estabilidad son muy valorados. También, es probablemente una visión que corresponde a los intereses de Rusia. Como economía emergente, Rusia necesita un ambiente internacional estable y ordenado para dejar espacio para que se desarrolle su economía.

Es importante destacar que, durante el discurso, Putin repetidamente enfatizaba que el desarrollo económico sigue siendo para Rusia su prioridad principal y que el gobierno no tomaría represalias que pudieran impedirlo.

También es muy probable que sea una visión, muy popular a lo largo del mundo fuera del campo de Occidente, donde los gobiernos y la gente se han vuelto cada vez más sospechosos de la interferencia de Occidente en sus asuntos.

En Occidente, y particularmente en EE.UU., inevitablemente se verá como un reto.