Son varios los medios de comunicación que se alarman ante la posibilidad del rompimiento de los acuerdos de paz de Minsk, que por los últimos dos meses han mantenido a las provincias del este de Ucrania, o "Nueva Rusia" (como prefieren llamarse), en relativa calma ante la agresión del gobierno de tintes fascistas de Kiev.

Ucrania
© AFPUna columna de tanques es fotografiada desde un auto en territorio en poder de los rebeldes.
La razón para la alarma es, según se nos informa, que la misión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), ha confirmado la presencia de dos convoyes militares en la región rebelde de Donetsk.
Según los observadores de la OSCE, los convoyes, con 17 camiones militares cada uno, "incluyen artillería y sistemas lanzadores de misiles".

Concretamente, los camiones transportaban misiles Grad y cañones Howitzers de 122 milímetros. Los observadores aseguran que los camiones no tenían placa identificativa y que no había ninguna persona de uniforme.

El sábado, la organización informó de la presencia de otros convoyes en las afueras de Donetsk.
A pesar de la imposibilidad de identificar el origen de los convoyes, los medios no dudan en atribuirlos a Rusia. Esto no es de sorprender, dada la campaña de demonización en contra de ese país por parte de Washington y sus aliados, así como del gobierno de Ucrania, marioneta de la OTAN.
La OSCE no indicó la pertenencia de esos equipos y tropas, "pero los militares ucranianos no tienen ninguna duda al respecto", declaró el domingo el portavoz militar Andri Lysenko, en una clara alusión a Rusia. Lysenko dijo, además, que temía "provocaciones" destinadas a "crear un pretexto para la introducción en el Donbass de las supuestas fuerzas de mantenimiento de paz rusas".

Los rebeldes niegan que se trate de armamento pesado procedente de la vecina Rusia y afirman que son refuerzos movilizados en diferentes bastiones rebeldes de Donetsk. El gobierno de Kiev, sin embargo, ha denunciado la incursión de tanques, blindados, cañones y tropas por carretera y por vía férrea desde Rusia a través de los sectores de la frontera bajo control de los milicianos prorrusos.
Para ser justos, sí es posible que Rusia esté suministrando armas a los rebeldes ucranianos. Pero hagamos un esfuerzo por poner la situación en contexto. Por razones políticas, Rusia no puede intervenir directamente en Ucrania, a pesar de entender perfectamente que el cambio de poder en ese país, que bien puede calificarse de golpe de estado, fue promovido por EEUU, y resultó en la toma de poder de sectores de derecha, algunos de los cuales se declaran abiertamente neo-fascistas y neo-nazis. El gobierno de Vladimir Putin también está consciente de los delitos contra la humanidad que el nuevo gobierno ucraniano ha cometido contra su propia población, tanto en el proceso de golpe de estado como en el contexto de su llamada "operación anti-terrorista" en contra de las provincias separatistas. Dicha guerra ha dejado hasta ahora al menos 4,000 muertos.

Dadas las circunstancias, ¿qué es lo mínimo que podría hacer Rusia, si no apoyar al este del país con suministros humanitarios, como ha hecho hasta ahora, y quizá incluso con recursos logísticos o militares?

Más aún, los medios no fallan en omitir lo obvio: el gobierno de Kiev no tiene ninguna intención de otorgar autonomía a sus provincias orientales, y si ha accedido a los acuerdos de paz de Minsk, ha sido simplemente para replantear su estrategia y reforzar su ofensiva militar, que hasta ese entonces no iba del todo bien. En efecto, Federico Pieraccini escribe para Russian Insider:
Las recientes elecciones en Ucrania han creado una situación política muy difícil.

La representación política en la Rada es todo lo que los actores extranjeros han soñado desde el inicio de la desestabilización de Ucrania en febrero.

La meta de llenar el parlamento con políticos que albergan ideas radicales, y por encima de todo un fuerte sentimiento anti ruso, ha sido alcanzada.

Esencialmente, estos grupos políticos están, directa o indirectamente, relacionados con las facciones más extremas de nacionalistas ucranianos, como la Guardia Nacional.

La información que se ha filtrado en los meses recientes ha hecho posible certificar que estos batallones privados están siendo financiados por oligarcas cercanos a actores extranjeros, especialmente en EEUU.

Por estas razones, el frágil cese al fuego se mantiene menos y menos con cada día que pasa. Incluso han habido reportes de vehículos militares de Ucrania operando en áreas bajo control rebelde.

En las semanas recientes, se ha podido observar que las fuerzas ucranianas en escena han incrementado su poder de fuego, el número de vehículos a su disposición, y han fortalecida las posiciones que ocupan.

Mientras tanto, la Guardia Nacional, que toma a la mayoría de los peores criminales de guerra y combatientes neo-nazis, ha completado un proceso de entrenamiento para los hombres de sus batallones de combate. El entrenamiento tomó semanas, dijo el director diputado del Consejo de Seguridad Nacional, Vladimir Polevoy: "Los soldados fueron entrenados de acuerdo a los estándares establecidos y a las técnicas perfeccionadas de guerra", en conferencia de prensa en Kiev. Insistió que las unidades de la Guardia Nacional, incluyendo aquéllas luchando en el sureste de Ucrania, estarían compuestas "exclusivamente por hombres calificados".
De modo que es cierto que los acuerdos de paz están al borde del rompimiento, pero no por las razones que nos dicen los medios de occidente.