Esta mañana, como tantas otras, me levanté con una gran disposición anímica dispuesto a afrontar el día con entusiasmo a pesar de que la realidad no da respiro y nos zamarrea a toda hora con una tragedia tras otra. Así que con empeño me embarqué en mi acostumbrada revisión diaria de publicaciones en la Web para que ver que deparaba el día de hoy...
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© InternetYo no soy Charlie Hebdo
Fue suficiente desplegar las "velas" y navegar en el mar de información de la red durante unos cuantos minutos para que mi buen ánimo se fuera al demonio. Casi sin que lo notara, mi entusiasmo matinal se fue metamorfoseando y en pocos minutos se había convertido en indignación mezclada con enojo e impotencia...

Así que solté el ratón, quité mis manos del teclado, respiré profundo para volver a centrar mi eje, y me decidí a contarles en pocas líneas cuál fue la causa de esta repentina transformación.

No es necesario que le aclare al lector que el tema del momento es, sin duda, el tiroteo en las instalaciones de la revista francesa Charlie Hebdo. Entre todos los artículos y notas que leí, pude encontrar opiniones dispares, posiciones enfrentadas, e interesantes teorías; pero el destino hoy quería ponerme a prueba y encontró la forma de hacerme cruzar con una singular "joyita editorial": un breve artículo del ganador del Premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, en el periódico español El País del 9 de enero.

"Yo soy Charlie Hebdo" se titulaba (por cierto, nada muy elaborado ni original por parte del reconocido literato a la hora de elegir el rótulo). Verlo fue querer leerlo. "Veamos que tiene para decir este intelectual latinoamericano al respecto" pensé... Pues déjenme decirles que lo que tenía para decir era interesante, instructivo,... revelador diría,... pero no en relación al contenido de sus palabras, sino en cuanto a su interpretación pobre, sesgada, parcial,... y casi que me animaría a decir, chapucera e ignorante...

En fin, leyendo párrafo tras párrafo fue in crescendo mi asco y mi bronca. ¿Qué clase de torpe mente puede interpretar lo que ocurrió (y la realidad en general) tan grotescamente mal?

Apenas poco después de disparadas una decenas de palabras en el editorial, el escritor peruano soltó en una prosa bien ligera lo siguiente:
Hasta ahora mataban personas, destruían instituciones, pero el asesinato de casi toda la redacción de Charlie Hebdo significa todavía algo más grave: querer que la cultura occidental, cuna de la libertad, de la democracia, de los derechos humanos, renuncie a ejercitar esos valores, que empiece a ejercitar la censura, poner límites a la libertad de expresión, establecer temas prohibidos, es decir, renunciar a uno de los principios más fundamentales de la cultura de la libertad: el derecho de crítica.
Trate de imaginar mis ojos llenos de furia mientras leía estas palabras. ¡¿La cultura occidental es cuna de qué?!... ¿Libertad, democracia, derechos humanos,...?... Créame, sentí nauseas. ¿De qué "maravillosa cultura occidental" estaba hablando?

Este hombre olvidó acaso que esta "maravillosa cultura occidental" aniquiló hace muy poco tiempo a millones en Iraq y Libia, que está soportando el exterminio en Siria, que permitió la matanza despiadada de niños en Gaza, que está masacrando a la población civil en el este de Ucrania, que evaporó a 3000 personas el 11 de septiembre del 2001 sólo para justificar una avanzada imperialista, que a través de uno de los más destacados representantes de sus "gloriosos valores", las bancas internacionales, han llevado a la ruina a países enteros sumiendo en hambre y desesperación a decenas de millones de seres humanos, que ha permitido y ayudado a que en nombre de la "libertad" (de comercio en este caso) corporaciones multinacionales arruinaran ecológica y económicamente países como es el caso de Chevron en Ecuador (país hermano de Perú, la tierra natal del autor de estas palabras, por cierto), que ha utilizado durante décadas sistemáticamente a través de sus agencias secretas a grupos de fanáticos y mercenarios como vanguardia militar de una agenda imperial despiadada, que ha usurpado sin timidez la soberanía de casi todos los países latinoamericanos para posicionar a sus títeres de turno y así poder saquear todas sus riquezas,... podría seguir, seguir, y seguir, durante páginas y nunca terminaría.

Tras esta defensa del salvajismo occidental, el escritor remató el párrafo afirmando que la intención detrás de los eventos de Charlie Hebdo era provocar la censura y atentar contra el derecho a la crítica:
Lo que pretenden con este asesinato colectivo de periodistas y caricaturistas es que Francia, Europa occidental, el mundo libre, renuncie a uno de los valores que son el fundamento de la civilización. No poder ejercer esa libertad de expresión que significa usar el humor de una manera irreverente y crítica significaría pura y simplemente la desaparición de la libertad de expresión, es decir, de uno de los pilares de lo que es la cultura de la libertad.
Quizá usted no lo sepa, pero en la portada de julio del 2013 de Charlie Hebdo se tomó a broma la masacre de más de mil egipcios a manos de una brutal dictadura militar que, ¡oh sorpresa!, contaba con la venia de Francia y EE.UU.

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© Portada Charlie Hebdo 1099“Matanza en Egipto. El Corán es una mierda: no detiene las balas”
El texto que acompañaba a la imagen decía "Matanza en Egipto. El Corán es una mierda: no detiene las balas". ¿Es esto gracioso para usted?... Murieron personas en aquel entonces, se perdieron vidas tan valiosas como la suya o la mía. ¿Acaso hay una crítica aguda y constructiva de algo aquí? ¿De qué humor irreverente nos está hablando Vargas Llosa? ... ¡Señores! No sé a ustedes, pero a mí esto no me hace reír en absoluto, esto me hace llorar, de tristeza y de bronca... No se trata de que Charlie Hebdo se burle de Mahoma o de otras confesiones religiosas, la publicación se estaba mofando de la desgracia de otros seres humanos, se estaba riendo del dolor y el sufrimiento. ¿Es esto aceptable para usted?

José Antonio Gutiérrez Dantón en referencia a esta tapa plantea la pregunta:
¿Qué ocurriría si yo hiciera ahora una revista cuya portada tuviera el siguiente lema: "Matanza en París. Charlie Hebdo es una mierda: no detiene las balas" e hiciera una caricatura del fallecido Jean Cabut acribillado con una copia de la revista en sus manos?
¿Qué pasaría?... No me es difícil para mí imaginar en high definition que ocurriría: indignación, enojo, hasta un posible linchamiento. Claro, no costaría en absoluto darse cuenta que semejante cosa es groseramente insensible al dolor humano. Pero las mismas reglas no se aplican si los protagonistas de la humorada son islámicos o musulmanes; en ese caso SÍ es gracioso y cualquier crítica a este "humor irreverente" es asumida instantáneamente como un grave atentado contra la libertad de expresión.

Es más, me pregunto qué ocurriría si en la estampa hubiera un judío acribillado por un soldado nazi con la Torá o el Talmud en la mano reclamando que el libro sagrado no detiene las balas. ¿Se imagina el escándalo, la humillación, y la condena que sufriría la caricatura, su autor, y la misma revista? Pues bien, cuando se trata de musulmanes parece que somos discapacitados emocionales, incapaces de darnos cuenta de lo obvio: ellos son tan seres humanos como cualquiera de nosotros.

Vargas Llosa continúa su funesto editorial invitando a Occidente a que lleve adelante una guerra (guerra que por cierto Occidente empezó hace tiempo y viene manteniendo desde hace años) ya no sólo en territorio extranjero, sino que en su propia tierra:
Creo que Occidente, Europa, el mundo libre deben tomar nota de que hay una guerra que tiene lugar en su propio territorio y que esa guerra debemos ganarla si no queremos que la barbarie reemplace a la civilización.
Este corto párrafo parece casi incitar a la persecución de los musulmanes en territorio occidental (expulsión, deportación, o directamente encerrarlos en prisiones o campos de concentración),...mmm...¿a qué le recuerda esto?

Es curioso porque el intelectual peruano utiliza el término "barbarie". ¿No es acaso barbarie entrar en un territorio extranjero con todo el peso bélico de una de las milicias mejores armadas del planeta y reventar a cañonazos criaturas que apenas asomaban al mundo? Le estoy hablando de los pequeños hijos de alguna madre o padre como usted o como yo; 400 fueron masacrados apenas unos meses atrás en Gaza por el ejército israelí. ¿Dónde estaba Vargas Llosa entonces? ¿Por qué no denunció la barbarie de Occidente? ¿Por que no lo hizo en el 2003 cuando EE.UU. invadió Iraq y dejó un saldo de 1.5 millones de víctimas y una nación en la ruina? ¿Esa es la "cultura occidental, cuna de la libertad, de la democracia, de los derechos humanos" de la que habla este señor?

Y sigue:
Hay que actuar con firmeza, sin complejos de inferioridad frente a los que representan el fanatismo, pero también respetando rigurosamente la legalidad que es tan importante como la libertad. Uno de los riesgos más graves de este horrible ataque terrorista es que va a estimular la xenofobia a los partidos extremistas que son tan peligrosos para la democracia como los fanáticos islamistas.
Este pasaje me causó algo de risa, pero no por divertido, sino más bien como una risa nerviosa por lo patéticamente obvia que me pareció la intención del autor. Al principio avanza a toda velocidad "subido a la moto" del odio visceral: "actuemos con firmeza, sin complejos de inferioridad... ah, pero eso sí, dentro del marco de la legalidad". ¡Clarísimo!, "aplastémoslos como gusanos, pero legalmente".

Y además, déjeme decirle, querido Vargas Llosa, que es inútil intentar limpiar su conciencia advirtiéndonos que tengamos cuidado de no caer en xenofobia, porque eso muestra una gran hipocresía de su parte; usted mismo muestra toda su intención de estimular un comportamiento xenofóbico en sus lectores.

Termina su mini-ensayo con un alegato que respeta la ortodoxia y claramente cubre las expectativas del periódico español; sólo frases huecas y carentes de verdadero sentido:
Francia es un país que fue uno de los fundadores de la cultura de la libertad con la declaración de los derechos humanos que estableció constitucionalmente una libertad de expresión que sus ciudadanos, sus intelectuales y sus políticos han ejercitado de una manera ejemplar a lo largo de toda su historia. Por eso la tragedia que vive Francia en estos días es una tragedia que nos afecta a todas las mujeres y a todos los hombres libres de este mundo quienes debemos repetir como lo están haciendo millones de franceses todos los días: "Je suis Charlie Hebdo".
Por todo esto, como ya han declarado otros antes que yo, "Yo tampoco soy Charlie", no quiero serlo. Y no se confunda, no estoy aquí insinuando que está bien que hayan asesinado a 12 trabajadores de la revista francesa. Este hecho es tan reprochable como cualquier otro asesinato a sangre fría. Mi intención hoy es alertar sobre el nivel de idiotez de todos aquellos que abrazan como si fuera propia la causa de la defensa de la revista y su derecho a expresarse, que compran la versión oficial sobre lo ocurrido y se suman a las filas de los que quieren exterminar a todos los musulmanes porque son unos "malditos salvajes". Hay muchos puntos oscuros en este trágico evento, hay muchos extraños elementos, y su desarrollo tiene una fuerte reminiscencia de otros ataques de falsa bandera.

¿Están tratando de que perdamos parte de nuestra humanidad? ¿Están buscando el modo de hacernos insensibles al exterminio de ciertos grupos humanos? El discurso de muchos "representantes del pueblo" o líderes, sean estos políticos o intelectuales como es el caso de Mario Vargas Llosa, es instigador al odio y fuertemente orientado a provocar una respuesta automática de temor ante la sola mención del término islam, musulmán, o ante la presencia de cualquier sujeto con rasgos físicos árabes.

Alcemos nuestras voces, hagámosles saber que no pueden manipularnos tan fácilmente, que no pueden decirnos qué pensar y qué sentir por otros seres humanos. Gritemos todos: "YO NO SOY CHARLIE".