No, "la felicidad" no es el nombre de ningún nuevo virus o bacteria, no hablamos de ese tipo de transmisión o contagio. Hablamos de la felicidad, la de toda la vida, ese concepto abstracto difícil de medir o explicar, pero que a su vez todos sabemos lo que es al sentirlo. Ahora bien, ¿cómo se transmite la felicidad? Según un nuevo estudio de los Países Bajos, por el sudor, aunque no somos conscientes de ello.
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La felicidad y el sudor, una curiosa relación

El estudio, a cargo de los investigadores de la Universidad de Utrecht y publicado en la revista Psychological Science, afirma que los seres humanos seríamos capaces de comunicar emociones positivas como la felicidad mediante el sudor, o más concretamente, mediante el olor del sudor. Esto tendría cierta similitud con aquel estudio que comentamos sobre cómo las mujeres son capaces de oler el miedo y el asco, ¿recordáis?

Así lo explica Gün Semin, psicólogo de la Universidad de Utrecht y autor principal del estudio:
Nuestro estudio demuestra que la exposición al sudor producido en un estado de felicidad induce un simulacro de felicidad en los receptores, contagiando el estado emocional. Esto sugiere que alguien que es feliz infundirá felicidad a los que están a su alrededor. En cierto modo, el sudor de la felicidad es algo así como una sonrisa infecciosa.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores reclutaron a 12 hombres para obtener muestras de sudor para el estudio, los cuales no consumían alcohol o drogas, ni habían consumido alimentos olorosos o practicado ejercicio en exceso durante el estudio. Se les colocaron almohadillas absorbentes en las axilas mientras observaban un vídeo pensado para inducir un estado emocional en concreto (miedo, felicidad o neutro), y además realizaron un test sobre su emoción previa, donde vieron símbolos chinos y evaluaron si les parecían agradables o desagradables.

Posteriormente, 36 mujeres se unieron al estudio, ya que suelen tener mejor sentido del olfato que los hombres y una mayor sensibilidad a sus señales emocionales. En un estudio doble ciego (donde ni el investigador ni la mujer participante sabía que muestra de sudor olería), las mujeres se expusieron a las diferentes muestras de sudor, donde habían tanto miedo como felicidad o neutralidad emocional. Entre cada muestra descansaban 5 minutos.

Según los resultados, los vídeos sí influyeron en los estados emocionales de los hombres. Además, dichas emociones también fueron transmitidas a las mujeres, pues según sus expresiones faciales, aquellas que se exponían al "sudor del miedo" mostraban una mayor actividad de los músculos faciales asociados a la expresión de miedo; de la misma forma, las mujeres expuestas al "sudor de la felicidad" mostraron una mayor actividad de los músculos faciales asociados a la expresión de felicidad, concretamente los que se activan en la sonrisa de Duchenne, difíciles de controlar de forma voluntaria.

Curiosamente, no hubo relación entre dichas respuestas faciales y la calificación voluntaria y procesada previamente por las mujeres respecto a lo agradable o intenso que les resultó el sudor. En otras palabras, el sudor parecía transmitir las emociones de miedo y felicidad a las mujeres, pero ellas no eran conscientes de ello.