El objetivo es determinar los impactos del fenómeno de El Niño en Galápagos y adoptar medidas de manejo que permitan la conservación de los ecosistemas del archipiélago. ¿Cómo se alcanza este propósito? Midiendo tendencias de cómo aumenta o disminuye una especie en determinados periodos de tiempo.
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La iguana marina es una especie endémica de Galápagos, es decir, no existe en ningún otro lugar del mundo. El cambio en la temperatura del mar a más cálida las afecta, dado que pierden su alimento: las algas.
Para esto, desde hace aproximadamente dos años y medio se empezó a monitorear mensualmente a la iguana marina (Amblyrhynchus cristatus), una especie endémica de Galápagos, ubicada en la categoría vulnerable de la Lista Roja de Especies Amenazadas, de la Unión para la Conservación de la Naturaleza, y, además, considerada bioindicadora. Esto quiere decir que permite medir parámetros ambientales.

Danny Rueda, director de Ecosistemas del Parque Nacional Galápagos, explica que dentro del funcionamiento de ecosistemas terrestres y marinos siempre hay este tipo de especies y, en el caso de los hábitats "biocosteros", la iguana marina ha sido utilizada de forma permanente. ¿Por qué? Porque los efectos de este fenómeno climático siempre se asocian a cambios en la temperatura del agua y al calentarse el océano, disminuye la presencia de algas rojas (rodofitas) y verdes (clorofitas), su única fuente alimenticia, precisa Eduardo Espinoza, responsable del monitoreo de los ecosistemas marinos del Parque.
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Eduardo Espinoza (d), responsable del control de ecosistemas marinos, monitorea a la población de iguanas marinas para determinar los efectos del fenómeno de El Niño en las islas.
La iguana marina se sumerge en el agua hasta por 45 minutos para comer, luego sube a las rocas a descansar. Así son sus jornadas y lo hace varias veces a lo largo del día. Entonces, cuando ya no hay alimento, puede morir por inanición.

Según la última estadística oficial (2001), la población de esta especie ascendía a 200 mil. Cuántas hay en la actualidad no se sabe con exactitud. Y desde hace dos semanas se reportan observaciones de individuos de la especie bajos de peso y algunos con presencia de ectoparásitos como garrapatas. No hay una cifra exacta. Hasta el martes pasado Espinoza refería que serían entre 10 y 20 en las islas San Cristóbal y Fernandina.

"Están más delgadas de lo normal, no están raquíticas, pero sí están bastante flacas", afirma. Respecto de la presencia de garrapatas, que son endémicas de Galápagos, Rueda dice que cuando la iguana marina tiene una condición esquelética o está baja de peso, hay una afectación mayor de estos ectoparásitos. "Y podríamos, en algún momento, alarmarnos por ver una sobrepoblación (de garrapatas) en las iguanas (...)". También dice que, por el momento, no están asociando esto con El Niño, pero sí es un indicador que será monitoreado.

Estos casos podrían estar vinculados a la falta de alimento como también a un tema de regulación natural de poblaciones, ya que en un grupo grande de especies, como es el caso, siempre hay uno o varios individuos que no alcanzan una condición corporal adecuada y por ende pueden ser afectados por estos ectoparásitos.

Por este motivo, los especialistas aseguran que el monitoreo mensual, que hasta ahora se concentraba en las áreas pobladas de Santa Cruz y San Cristóbal, se extenderá a más islas de modo que también sean indicadoras de los efectos de El Niño en las iguanas marinas.

Además, Espinoza comenta que aparte del monitoreo mensual, el año pasado se recorrieron alrededor de 30 sitios estratégicos, en casi 15 islas, en un crucero científico. La actividad se repetirá en septiembre con colegas de universidades nacionales como la San Francisco de Quito y la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE.UU.).

Esto, para saber cuál es la población total de iguanas marinas. "Si viene un evento de El Niño y esta población empieza a decrecer, entonces ya podríamos decir cómo es el impacto de El Niño en esta especie", refiere. Además, en la misma línea de investigación de la influencia de la variación climática, también se medirán el estado poblacional y la variación en el número de individuos de otras especies claves como el lobo marino (Zalophus wollebaeki) y la tortuga marina (Chelonia Mydas). Espinoza indica que estas especies son claves dentro del ecosistema, porque al faltar dentro de la cadena alimenticia (en el caso de que presenten una disminución en su población) lo desequilibrarían.

Ya hay efectos tangibles. En el evento de El Niño, dice Espinoza, se consideran tres factores: la temperatura del mar, los vientos alisios y la termoclina. Sobre el primero, indica que actualmente y desde abril hay una anomalía. El agua está más caliente de lo que debería estar en esta época, entre 2 y 3 grados centígrados por encima de lo normal.

Los vientos alisios, sostiene, son los que mueven las nubes. "Pero si las nubes no se mueven y se concentran, entonces es cuando empieza a haber una mayor cantidad de lluvias, es más o menos ese el efecto". Los registros en el archipiélago muestran que hay precipitaciones que no son acordes con la época, afirma Espinoza.

La termoclina, añade, es la capa superficial del océano, más o menos hasta los 15 metros. En ese espacio, la temperatura fluctúa entre los 26 y 18 grados. Pero cuando hay un evento de El Niño "la termoclina desaparece, toda el agua es caliente", asegura. "Eso es lo que está pasando; entonces, las especies que viven debajo de la termoclina, que son los pelágicos como las sardinas, los atunes, empiezan a migrar, y eso causa, por ejemplo, en el caso de los lobos marinos, que comiencen a alejarse más para comer". Prevé que se estarían desplazando a la costa del país o a Perú para sobrevivir.

Afectaciones
Variaciones del clima


Eventos
El fenómeno de El Niño que mayor impacto tuvo en las islas Galápagos se presentó en los años 1982-1983 y 1997-1998.

Especies
Las principales afectadas son las que vieron disminuido su alimento, entre estas, iguanas marinas, lobos marinos, pingüinos y cormoranes. Además, hubo una baja reproducción de aves marinas y terrestres. Y, por la humedad, en la zona terrestre se registró una mayor dispersión de especies de flora y fauna introducidas.