Siete años después del colapso de Lehman Brothers, que provocó el desplome del sistema financiero mundial y hundió la mitad del mundo en una depresión financiera, es preocupante ver cómo la nueva crisis siembra el pánico financiero en la economía mundial que sigue paralizada. Sin embargo, China podría superar esa crisis, opina Seumas Milne, columnista de The Guardian.

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© Reuters/Kim Kyung Hoon
El columnista señala que los giros de mercado que siguieron al 'lunes negro' esta semana y la caída del 40% en el valor de las acciones chinas desde junio "sólo han puesto de relieve la fragilidad de lo que se supone que es una recuperación internacional", y lo que se observa hoy es "una tormenta global", escribe.
"Después de tres décadas de desregulación marcada por las crisis financieras y una crisis sistémica, hay muchas razones para temer más consecuencias del casino de capitalismo", añade en su artículo publicado en The Guardian.
"Paradójicamente, Pekín podría superar esta tormenta mejor que otros. La economía de China se está desacelerando ya que pasa de un crecimiento impulsado por las exportaciones al consumo. Pero todavía está creciendo al 7%, casi tres veces más que Gran Bretaña y EE.UU., que son vistas como las grandes estrellas actuales del oeste. El crecimiento de China equivale al doble de la tasa angloamericana", subraya Milne.

En las últimas tres décadas el crecimiento promedio anual de China constituye un 10%, representando el desarrollo económico y la reducción de la pobreza más rápidos en la historia del mundo. Pero el mercado de valores de China es pequeño en comparación con sus equivalentes occidentales y está relativamente aislado del resto de la economía, recuerda el columnista.

A pesar de su enorme sector privado, el gigante asiático sigue siendo una economía híbrida, dominada por los bancos estatales y las empresas de propiedad pública. "Eso significa que su sistema financiero está protegido del impacto que tendría la caída de la Bolsa en un sistema de banca privada de estilo occidental", afirma.

China superó la crisis de 2008 bombeando la inversión pública en la economía, ofreciendo un crecimiento del 78% entre 2007 y 2014, mientras que EE.UU. pudo llegar al 8%.

Sin embargo, en opinión del experto, la principal rémora de la economía china no son fallos de su propio modelo económico, sino el estancamiento del resto del mundo. "El comercio mundial sufrió su mayor contracción desde 2008 en los primeros seis meses de este año, en parte como consecuencia de la actual crisis en la zona euro. Ocho años después de la crisis financiera que estalló en EE.UU., sus réplicas se siguen sintiendo en todo el mundo", concluye.