Hiroshima mon amour, de Alain Resnais, es la historia de un encuentro entre un japonés y una francesa. Esta película habla sobre la intolerancia, de por sí, y sobre la lucha contra la intolerancia; es decir, la lucha para comprender lo que es la intolerancia y quién es el "otro", este enemigo cuyas piezas han sido inventadas por los psicópatas de este planeta para justificar las más grandes brutalidades y barbaridades que ellos han elaborado y realizado sobre la humanidad. Como ejemplos, la bomba atómica después de una larga guerra mundial, en 1945, y ahora la destrucción de Siria, y los países de la región.
siria
En la película, que quiere que entendamos lo que fue Hiroshima después de la bomba, el joven japonés le dirá a su amante: "no has visto nada en Hiroshima." Y lo dirá varias veces, lo repetirá, y estas palabras serán como un mantra, para que, a fuerza de oírlo y oírlo y oírlo, sobre todo de parte de alguien que amamos, adivinemos lo que significa esta frase. Y es cierto. Ella no sabia ni nunca sabrá, nosotros tampoco. Por mucho que miremos en museos o en vivo a los supervivientes de la bomba atómica, no conocemos lo que fue estar aquel día bajo el cielo de Hiroshima. Nunca lo sabremos. Lo podemos entender, intelectualmente, espiritualmente, hasta moralmente. Pero saber, lo que es saber a parte entera lo que fue, jamás. Sin embargo, tenemos que hacer el esfuerzo. Se trata de hacer el esfuerzo.

Por esto digo: Siria, mon amour.

Hiroshima
Hiroshima después de la bomba atómica
Miro un mapa del Medio Oriente, con nombres que desde pequeñita significan para mí espacios mágicos, con historia, con mitos y leyendas que parecen sostener la humanidad, con paisajes de una gran belleza, tan bellos, tan bellos y tan lejanos, misteriosos, amplios y maternos y uno siente el deseo de ir hacia ellos, de entrar en estos mundos que son como columnas de toda civilización, de nuestra cuna como humanidad. Nombres leídos y soñados, tierras impenetrables, distantes, costumbres diferentes y ricas de sabiduría sentidas y percibidas en lecturas de libros escritos por grandes viajeros de finales del Siglo XIX que no tuvieron miedo de ir más allá. Siempre se trata de ir más allá si queremos evolucionar y entender. Lugares y espacios que ahora han sido totalmente destruidos, arrasados, bombardeados, aniquilados.

Este es el legado del Occidente sobre lo que fue y sigue siendo parte de nuestro origen como cultura humana
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© REUTERSUn hombre pasea por el barrio damasquino de Duma, destruido por los bombardeos
"¿Quién eres?" se pregunta la mujer en Hiroshima, mon amour cuando acaricia la cara de su amante japones, este hombre que simboliza toda una ciudad bombardeada por Occidente, ¿quién es este enemigo?, ¿Éste que perdió la guerra? También, años antes, ella se había hecho la misma pregunta acariciando y amando a un alemán, luchando con todas sus fuerzas de esta manera contra la idea del odio, del miedo, de la separación. Eres más que todo esto, eres más que lo que acaricia mi mente, que mi entendimiento de todo esto. ¿Quién eres, Siria? Dime que nunca lo sabré, que nunca sabré lo que es Siria, Siria atacada y violada, su llanto en las calles, su llanto entre las piedras sabias de Siria, dime que no sé que es Siria, sus miles de muertos, sus matanzas por bombas que llegan desde mi Occidente, sus miles de niños y niñas asesinados, los bombardeos y la locura, los mártires, las victimas. Y su valor, su valentía, en Siria como en Hiroshima. Y dime también que nunca sabré lo que es Siria con la llegada de los refugiados, su largo peregrinaje para huir de sus ciudades destruidas, como paradas en el tiempo, ciudades de bellos nombres como Damasco, Alepo, Palmira la bella...
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La destrucción de Palmira de las manos del EI a las órdenes de Occidente
Deja pues que te acaricie con mi mente, con mi inteligencia, con mi entendimiento, aunque sea así, desde la incomprensión. Aunque sea así, desde lejos. Pero soy testigo, aunque sea de lejos. Y hay que esforzarse. Hay que luchar, ¿no lo ves? contra la intolerancia, este disfraz que se nos obliga a llevar y que algunos de nosotros nos quitamos cada día. Y cada día luchar contra la intolerancia por parte de ésto que representamos nosotros, como la francesa en la película de Alain Renais, un Occidente soberbio y racista, tirano, brutal y tan, tan intolerante.

Porque Siria ahora eres mon amour, mi despertar en lo todo, no solo en lo que es Siria, sino también en todo lo que se hace en contra de Siria, lo que ellos siempre llaman el "enemigo", la mentira. Y yo no soporto más la mentira. Es intolerable tanta mentira.

Siria sobrevivirá, como ha sobrevivido Hiroshima, esto también lo sé. Quizás sea lo único que sé.

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Lina, niña siria como todas las niñas de Siria